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El pesquero vasco que frenó a la Vendée Globe

Des­pués de 79 días de re­ga­ta en solitario y sin asis­ten­cia, el ‘Seaex­plo­rer’ del ale­mán Bo­ris Herrmann iba en ter­ce­ra po­si­ción en el mo­men­to del cho­que.
Des­pués de 79 días de re­ga­ta en solitario y sin asis­ten­cia, el ‘Seaex­plo­rer’ del ale­mán Bo­ris Herrmann iba en ter­ce­ra po­si­ción en el mo­men­to del cho­que.

Insólito ‘choque’. Un velero a punto de cubrir la vuelta al mundo se topa con una merlucera de Ondarroa

BILBAO. A las ocho y media de la tarde del miércoles, a 150 millas de la costa vasca, chocaron el velero ‘Seaexplorer-Yacht club de Monaco’ y la merlucera ‘Herm ANOS BUSTO’. En apariencia, fue un simple incidente de dos barcos, pero también entre dos realidades completamente distintas que conviven en la mar.

El velero del alemán Boris Herrmann estaba ya en la recta final de la Vendée Globe, la prestigiosa vuelta al mundo en solitario, sin asistencia externa y sin escalas que se celebra cada cuatro años. Los apasionados de este deporte le llaman ‘la madre de todas las regatas’ o ‘el Everest de los mares’ por su dureza. Los barcos que compiten en esta prueba pueden costar 3 millones de euros. Están equipados con la tecnología más puntera y están diseñados milimétricamente para ‘volar’ sobre las aguas. De hecho, pueden alcanzar velocidades de unos 50 kilómetros por hora. Son los ‘ferraris’ del mar.

El ‘Hermanos Busto’ es una merluceta de Ondarroa de 1995 que, con suerte, llega a los 16 kilómetros por hora «con buen tiempo y empujando». Su patrón es Josu Zaldunbide, un vizcaíno que lleva casi 40 años en la mar. Josu comanda una tripulación de 15 personas que se dedican a la pesca de palangre, que permite capturar piezas de mayor calidad de las que se consiguen con otros métodos. Pueden pasarse hasta 13 días seguidos a bordo. Sus ingresos dependen de la faena, de la demanda y de muchos otros factores. Pero siempre vuelven con lo necesario «para pagar el pan y la leche».

En el momento de la colisión, Zaldunbide llevaba 8 días faenando y estaban parados. Herrmann sumaba 79 días de regata en solitario y se encontraba a sólo 80 millas de Les Sables d’Olonne, donde comenzó la carrera el 8 de noviembre. Iba en tercera posición y tenía opciones de victoria.

Sistema de localización

De pronto, la tripulación del ‘Hermanos Busto’ escuchó un fuerte golpe. «Lo primero que pensé es que eran contrabandistas», explica Josu en una conversación con EL CORREO. El patrón atiende a este periódico por teléfono a unas 140 millas de Ondarroa. Lleva en la mar desde los 16 años y confiesa que nunca le había pasado algo así. Cuando salió observó que los barcos estaban enganchados. El pesquero sufrió desperfectos sobre todo en las herramientas que utilizan para pescar, en los focos y en las barandillas. El velero también sufrió averías que a la postre le «impidieron» aspirar a la victoria y le hicieron bajar hasta el quinto puesto final.

Lo que más le soprendió –e indignó– al pescador fue ver cómo el velero «se escapaba» de allí en cuanto pudieron desengancharse, al cabo de tres minutos. Ni una palabra «interesándose» por la tripulación. Ni nada. En cuanto se soltaron se marchó de allí. Lo primero que hicieron fue ver si había una vía de agua. Después salieron detrás del velero, «pero corría mucho más que nosotros». «Pensamos que tenían que ser contrabandistas o regatistas. Y luego un amigo me contó lo de la carrera», explica.

¿Cómo es posible que se produjese la colisión? Los barcos están equipados con el sistema AIS, que emite posición, rumbo y velocidad mediante frecuencias de radio VHF. Esta tecnología está diseñada para garantizar la localización y la visibilidad de las embarcaciones.

Algunos medios, haciéndose eco de las declaraciones del regatista, acusaban al pesquero vasco de haber apagado sus sistema de seguridad. Pero Zaldunbide mantiene que no es cierto y recalca que tiene pruebas de ello porque el equipo de navegación debe llevarse siempre encendido y queda registrado. Es Herrmann –dice– el que lo debía llevar «apagado» porque la colisión no pudo evitarse y, además, insiste en que el propio regatista ha llamado al armador de su barco en las últimas horas para disculparse y para decirle que tenía el AIS averiado.

LA CLAVE

«Pensé que eran contrabandistas. Llevo 40 años en la mar y nunca me había pasado algo así» PATRÓN DEL ‘HERMANOS BUSTO’