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PAMELA ANDERSON

Sex symbol generacional y paciente cero de la fama viral, la actriz vuelve a la actualidad con una serie que rememora su escandalosa relación con Tommy Lee, justo en el momento en el que más lejos quiere estar de la fama.

Por Mónica SALAS MARÍN Foto: Zoe GHERTNER

Ha de ser complicado ser íntima de Julian Assange y, a la vez, la mujer que más veces ha sido retratada corriendo por la playa a cámara lenta.

También quien empleó una de las frases más repetidas del porno –“¡usadme!”– cuando pidió a PETA que aprovechara su fama para convertirla en un icono del activismo. A este imposible compendio de highlights hay que añadir que solo sus pechos han sido motivo de tal nivel de mofa y admiración que podrían contar con un capítulo propio en la historia de la cultura pop. Pamela Anderson (Ladysmith, 1967) logró que medio mundo soñara con su boca a boca gracias a Los vigilantes de la playa y escribió un epílogo involuntario en el campo de los escándalos virales al difundirse su vídeo sexual con Tommy Lee, batería de Mötley Crüe, que se convirtió en el más visto del planeta. Anderson, por cierto, asegura que ella jamás lo ha visto.

Otra experta en la materia, Kim Kardashian, comparte con ella una fama alzada por una brecha de su intimidad, pero no ha comprendido que la relación entre Pamela y el músico, lejos de ser un referente

(en 2018 Kim y su mejor amigo se vistieron con uno de los looks más icónicos de la pareja), era más tóxica que apasionante. Su historia de amor tenía todos los ingredientes para ser llevada al cine: juventud, belleza, fama, sexo y escándalos. El matrimonio no vio su historia bañada por granos de arroz, violines y pétalos, sino por música heavy, alcohol, drogas y abusos físicos.

La pareja vuelve a la actualidad de la mano de los actores Lily James y Sebastian Stan, protagonistas de Pam y Tommy, una serie que ahonda en el escabroso trasfondo de la sex tape que supuso el primer fenómeno viral de nuestra historia. “Estoy seguro de que a ella le es indiferente. Dudo que le preste un segundo a saber nada sobre el rodaje, y creo que no la

verá”, explica el fotógrafo Carmelo Redondo, que ha trabajado con Pamela en diversas ocasiones. “No es agradable que hagan una serie sobre tu vida, sobre todo si para tener mayor audiencia se recrean en las partes más polémicas. Afortunadamente, está muy por encima de todo lo que puedan decir de ella. Está recién casada y disfruta de una vida tranquila en su pueblo natal cerca de la Isla de Vancouver”, remata este profesional que la ha tratado y retratado.

La historia de esta pareja laboral también parece de película. Durante una conferencia mundial de fans de la actriz, Carmelo le entregó en mano una carta en la que le confesaba lo mucho que le gustaría fotografiarla. El giro de guión llegó cuando Anderson le envió un email de vuelta. Un mes después estaba posando para él en la casa de Aranjuez del director creativo de House Of Bows, Jorge Parra. “Empezamos a escribirnos muy a menudo, y un día me propuso hacer un editorial para una conocida revista conmigo como director de arte y estilista. Dijo que solo haría el reportaje si lo hacíamos juntos. Volvió de nuevo a mi casa y pasamos unos días increíbles”, explica Parra, que recuerda con emoción cómo la gente alucinaba al encontrarse a Pamela Anderson comiendo churros.

Cuando Lily James publicó en sus redes una imagen caracterizada como ella, el icono regresó con más fuerza que nunca. El furor por la moda de los años 2000 y el inminente estreno de la serie se han encargado de que la anteriormente vapuleada estética bombshell de la actriz sea hoy aplaudida. “Realmente siempre ha sido un icono estético: con perspectiva la gente entra en razón. Pamela es encantadora, humana y sencilla”, confiesa la estilista Alba Melendo, que ha trabajado con la actriz en múltiples ocasiones, dejando constancia de que Anderson cuenta con un equipo made in

Spain bien asentado. “Trabajar con ella es de las cosas más fáciles que he hecho. Es una persona súper sencilla y muy divertida que no hace nada si no es por diversión. No suele pedir requisitos más allá de que la comida sea vegana o que la ropa sea cruelty free. Ante la cámara, puedo asegurar que no he visto a nadie posar como ella; de cada disparo sale una buena foto. Crea un ambiente magnético con sus constantes movimientos de pelo y sus imparables poses. ¡Hay que andar disparando muy rápido para no perderte nada!”, explica Redondo, que no solo coincide con Melendo en resaltar la humanidad de la actriz, sino en encumbrarla como icono estético. “Pamela es el claro ejemplo de alguien que se ha convertido en un referente en la moda sin haberlo pretendido. Su imagen está por delante de lo que lleva puesto y es perfectamente reconocible como la representación de la chica americana. Ha creado y mantenido una tendencia”, concluye el fotógrafo.

Si tuviera perfil en LinkedIn, la frase con la que abriría podría ser algo que ha dicho en varias ocasiones: “Soy una activista sexy a jornada completa”. La pronunció, por ejemplo, al recibir en París un premio por su labor filantrópica. No aparecería sin embargo en su bio de Instagram; el 26 de enero se despidió de esta plataforma. “Nunca me han interesado las redes, y ahora estoy centrada en una vida en la que quiero leer y disfrutar de la naturaleza. Soy libre. Gracias por vuestro amor”, escribió para despedirse.

Es súper sencilla y divertida. Solo pide que la comida sea vegana y la ropa, cruelty free. Alba Melendo, estilista.

Está muy por encima de todo lo que puedan decir de ella. Vive tranquila y recién casada en su pueblo.

Pamela Anderson bien podría ser la versión 3.0 (y recauchutada) de Brigitte Bardot, con quien comparte su devoción por los animales. Asegura que su afinidad con ellos creció cuando comenzó a confiar menos en los humanos. Como Bardot, ha tenido múltiples (y tormentosos) matrimonios. Tras casarse en diciembre de 2020 con su guardaespaldas, Dan Hayhurst, logró que el sexto ‘sí quiero’ de su vida fuera icónico al combinar su vestido de novia con unas botas de agua Hunter. Anderson cree que el seis será para ella el número definitivo. “Nos casamos la víspera de Navidad con la bendición de nuestras familias y todos los que nos conocen están felices por nosotros. La boda tuvo lugar en la propiedad que les compré a mis padres hace 25 años, y aquí siguen tan felices. La historia se repite. Ahora todos los días son como una luna de miel”, ha dicho.

Convertida de nuevo en noticia porque su historia de (des)amor con Tommy Lee regresa destinada a ser carne de titular, Pamela está más presente que nunca como solo un icono involuntario puede estarlo: desde la lejanía de una vida ajena a las redes sociales en la que su pueblo natal sustituye a las alfombras rojas y los focos. Lejos de aquellas playas que fueron su pasarela, pero con el Pacífico como horizonte, al fin ha encontrado aguas más tranquilas.

SUMARIO

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2021-07-24T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/281767042238954

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