Cuando estás componiendo en casa se te olvida para qué lo haces. Por eso era importante volver de gira”, explica Silvana Estrada (Xalapa, 1997) que, hasta principios de agosto, se presentará en diferentes ciudades españolas. En muchas de ellas ya ha agotado las entradas. “Cada vez que vengo aquí toco en lugares más grandes y más bonitos. España me sirve para ver que estoy creciendo como artista”, explica esta cantautora que, en 2017, publicó Lo sagrado, un debut muy bien acogido por la crítica y por el que recibió calificativos hiperbólicos como “heredera de Chavela Vargas”. “Las etiquetas no las necesito yo, sino la gente. Es algo muy humano, como esa idea de que las cosas no existen hasta que las nombras. Responden a esa necesidad de saber qué es una cosa pero, para mí, no significan mucho más”.

Con su debut, además de la atención de la prensa y el público, Silvana llamó la de artistas como Natalia Lafourcade y Julieta Venegas, que no dudaron en apoyarla en sus inicios profesionales. “Fue súper importante, súper empoderador. En Latinoamérica hay muchas mujeres que somos hijas de esa imagen que infundieron Julieta y Natalia. Una mujer líder, que compone, que también canta, que le va increíble, que es dueña de su proyecto… Eso está haciendo que seamos artistas más comprometidas y que nos preocupemos de cómo somos vistas por otras mujeres o niñas”.

En este 2021 vio la luz su nuevo trabajo, Marchita, un disco que publicó antes de cumplir los 25 años y que, sin embargo, muestra la consolidación de un estilo intimista y vinculado a las

raíces de su país. “No soy consciente de lo de la edad. No me siento ni más grande ni más chica. El tiempo en mi cabeza funciona diferente. Para algunas cosas soy una señora viejecita; para otras, una niña y, entre medias, no me sale ser una adulta».

Más allá de la opinión que Silvana pueda tener de sí misma, Marchita demuestra una gran madurez artística. “Quién sabe a qué responde la madurez –reflexiona–. Cuando compongo, las palabras me salen con un peso que no vuelvo a tener después en mi vida normal. Supongo que tiene que ver con un autoconocimiento, con tener un lenguaje poético propio. Desde muy chica tenía facilidad para la palabra y la música. Cuando las junté y empecé a hacer canciones, ya tenía bastante claro lo que quería”. Esa seguridad creativa está muy presente incluso en pequeños detalles, como la decisión de mantener conscientemente ciertas imperfecciones en sus grabaciones. “Parte del concepto de este disco es que todo es discursivo. En ese sentido los ruiditos que se oyen me parecían muy interesantes. A mi ingeniero le costó mucho entender la propuesta. Él quería limpiarlo todo, pero para mí era importante que sonase el espacio porque también fue parte del disco. Se grabó en una casa toda de madera, en medio del bosque, entre flores, entre orquídeas, y quería que todo eso también sonara”.

Aprincipios de 2021 Silvana publicó Si me matan, una canción sobre la violencia que sufren las mujeres, un drama que en México se cobra diez víctimas diarias. “La del feminicidio es otra pandemia, pero el sistema no sabe cómo controlarla. Todos estos años la ha desatendido y ahora se les fue de las manos. En México existen estructuras heteropatriarcales corruptas que hacen que solo el 5% de los feminicidios se investiguen”, explica Silvana, quien reconoce que “es duro vivir en un país en el que el mensaje constante es que, si eres mujer, tu vida no importa. Si me matan es una forma de ver esa herida, ese duelo, e intentar buscar un bálsamo musical que genere sororidad y ayude a visualizar el problema”.

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En México el mensaje constante es que, si eres mujer, tu vida no importa.