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PASTEL FILTRO

El estreno en cines de La crónica francesa coincide con un baño de color pastel que afecta a la moda, la tecnología y hasta a los lugares a los que soñamos escapar.

Almodóvar, Kubrick, Wong Kar-Wai y pocos directores más han conseguido lo que Wes Anderson (Houston, 1969): crear un universo tan reconocible que, con un solo ver un primer fotograma, sepamos con certeza que estamos ante una película suya. Se estrena ahora la última de sus cómodas rarezas, La crónica francesa (del Liberty, Kansas Evening Sun), una carta de amor al mundo del periodismo, según el cineasta. Pero también una oportunidad única de ver juntos a varios talentos singulares, como el nuevo it boy de Hollywood Timothée Chalamet; la actriz más talentosa y excéntrica de su generación, Saoirse Ronan; la reina catódica Elisabeth Moss; los iconos europeos Léa Seydoux y Christoph Waltz; y, por supuesto, los sospechosos habituales del cine del autor de Los Tenenbaum o El gran hotel Budapest: Owen Wilson, Adrien Brody, Tilda Swinton, Anjelica Huston y Bill Murray.

Tan andersonianos como la cara de Murray son los colores del cineasta, una paleta de tonos pastel más vintage que empalagosos, presentes en su cine, sus libros (en paralelo a La crónica francesa, Faber & Faber publica una extensión de las historias de los personajes) y otros proyectos como el Bar Luce de la Fondazione Prada en Milán. Una escala cromática que salta de su filmografía a la vida real, como los rincones recogidos por Accidentally Wes Anderson (Voracious) o el interior de los nuevos hoteles La Nucía Palms y Nucía Hills de Barceló en el pueblo más instagrameable de Alicante. Un pantone irresistible que hemos visto y veremos en pasarelas, gadgets, decoración...

SUMARIO

es-es

2021-10-23T07:00:00.0000000Z

2021-10-23T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281595243723727

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