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WILL SMITH

Tiene una de las marcas personales más rentables del mundo, y ha sabido hacerla crecer a lo largo de los años con el apoyo de todo el clan Smith. ¿Su próxima aventura? Con toda probabilidad, la política.

Por Rosa GIL

¿OBJETIVO: LA CASA BLANCA?

Aunque su posición en el ranking de Forbes es relativamente modesta (ocupa el puesto 69 entre los famosos mejor pagados, con un caché de 44,5 millones de dólares), hace mucho tiempo que Will Smith (Filadeldia, 1968) no depende del cine para triunfar. Reconvertido en productor primero y en hombre de negocios multitarea después, tiene multitud de proyectos a través de sus dos empresas principales, Westbrook Inc y Overbrook Entertainment: creación de productos audiovisuales (la más esperada, el remake en clave dramática de El príncipe de Bel Air), start-ups tecnológicas, merchandising y hasta agua embotellada. Smith ha levantado cuidadosa y estratégicamente un imperio cuyo mejor activo es su familia: su mujer, Jada Pinkett-Smith, y sus dos hijos menores, Jaden y Willow, de 22 y 20 años. Ellos son cruciales en el que parece que será su próximo movimiento: la política.

Es algo que el mismo Smith verbalizó en la promoción de Estados Unidos: la lucha por la libertad, su serie documental en Netflix sobre la igualdad ante la ley en su país. “Haré mi parte, con mi contribución artística, como hasta ahora, o aventurándome, en algún momento, en la arena política”, anunció. No era la primera vez que Smith se posicionaba políticamente. Partidario de Obama en su momento, al calor del movimiento Black Lives Matter ya había hablado de su experiencia con policías racistas y se había pronunciado sobre el asesinato del afroamericano George Floyd: “Tengo dos hijos negros que conducen sus coches por ahí”, dijo angustiado en su canal de YouTube.

La evolución natural de este activismo podría ser la política. Y, si decide dar este paso, su familia será un aspecto crucial. Will Smith tiene infraestructura, fondos y popularidad. Pero ¿aceptará Estados Unidos a un político con una vida personal tan atípica? Tal vez sí, porque, durante años, Smith se ha dedicado a pulir estratégicamente su imagen personal y familiar. Jano Cabello, entrenador de marca personal, lo explica: “Su marca personal tiene cuatro facetas. Primero, la

Haré mi parte, con mi contribución artística, como hasta ahora, o aventurándome, en algún momento, en la arena política.

de personaje divertido, entretenedor, con la que triunfó en El príncipe de Bel Air. Después está la sinceridad: sabe dar una imagen de transparencia En tercer lugar, la de amante, que le ha permitido hacer de héroe en muchas películas. Y por último, la de hombre corriente, que es la que está cobrando más fuerza, ya que Smith ha ido evolucionando: marido, padre, ciudadano preocupado... Toda la admiración que despierta se basa en esos cuatro arquetipos”.

Además, Will Smith ha logrado algo poco usual: tener una “marca familiar” además de la personal. “Es algo que solo ocurre en apellidos muy condecorados, en familias reales, por ejemplo –dice Cabello–. Pero en su caso, su mujer y sus hijos aportan connotaciones muy importantes a la marca”. Y en este sentido, su mujer es su mejor aliada. Jada Pinkett Smith, actriz reconvertida en productora y CEO familiar, es el rostro visible de uno de los proyectos más exitosos de la familia: Red Table Talk, un programa en Facebook Watch a medio camino entre el talk show y el Sálvame particular de los Smith que protagonizan las tres mujeres de la familia –Jada, su madre y su hija Willow– y que ha llegado a tener 15 millones de visualizaciones con su charla empoderada sobre adicción al porno, privilegio blanco, masturbación femenina o problemas matrimoniales.

No fue casual que los Smith eligieran esta tribuna, el pasado verano, para hablar sobre la infidelidad de Jada. Sí, tuvo un romance con el cantante August Alsina. Sí, Will lo sabía desde el principio. Sí, estaban separados en aquel momento. Los Smith aprovecharon la revelación del Alsinagate para hablar de la carrera de fondo que es el matrimonio y salieron del paso más admirados que nunca y con un halo de honestidad. “Los escollos matrimoniales no han quitado el menor brillo al estrellato de Will –dice Todd Spangler, editor digital de la revista Variety y especialista en el clan Smith–. Sus esfuerzos por ser transparentes respecto a su relación les ha hecho más populares”. Cabello está de acuerdo: “El que hablen de sus problemas hace que empaticemos con ellos, en lugar de criticarlos. Y ayuda que la imagen de Will Smith en las pantallas (divertido, familiar, sincero) se corresponda, por lo que sabemos, con cómo es en su vida privada. No hay distorsión”.

Por supuesto, esta sinceridad tiene un propósito, especialmente si la política está en el horizonte. Smith sabe que, en esa arena, todo su historial (criminal, sentimental, laboral...) será analizado con lupa, y tendría sentido que hubiera empezado a airear trapos sucios para que los arqueólogos del error no encuentren nada que remover. Tras el Alsinagate, Smith se concentró en limpiar la única leyenda negra que pesa sobre él: el acoso laboral al que sometió a la actriz Janet Hubert durante las tres primeras temporadas de El príncipe de Bel Air, y que culminaron con la salida de la serie de esta. Hubert lleva años hablando de lo que supuso para su carrera que el joven Will le pusiera la cruz: “Decir en Hollywood que una mujer negra es problemática en los rodajes es una sentencia de muerte”, se quejó la actriz, que no ha dudado en llamar a Smith “gilipollas” y “ególatra”. Will nunca respondió... hasta que, en noviembre, organizó un encuentro cuidadosamente coreografiado, también en Red Table Talk. Primero, el actor habló con una psicóloga intentando dilucidar por qué se había comportado así. Luego, entró Hubert en escena y ambos charlaron largo y tendido sobre la vieja herida. Él se disculpó, hubo abrazos y lágrimas y el público se derritió de amor. En resumen: bomba desactivada.

Los escollos matrimoniales no han quitado brillo al estrellato de Will y Jada. Sus esfuerzos por ser transparentes respecto a su relación les han hecho más populares.

Son estos movimientos la confirmación de que se prepara para entrar en política? Todd Spangler duda: “No sé si es su meta. Y hay decisiones en su carrera –como la serie documental de Netflix– que podrían deberse a intereses personales. Pero, a mi entender, está en modo exploratorio”. Jano Cabello, en cambio, lo ve posible: “Probablemente ha estudiado sus baremos de popularidad y sabe que el público no lo vería con malos ojos. No tendría por qué optar a la Casa Blanca, podría ser otra forma de activismo político, similar al de Leonardo DiCaprio. Si se lo plantea ahora es porque sabe que ese movimiento va a mejorar su marca personal y a repercutir positivamente en sus proyectos o los de su mujer y sus hijos. Ahora mismo, a su faceta de “amante” le quedan pocos años, y con la pandemia sabe que a lo mejor no puede hacer grandes producciones. La política puede ser una buena alternativa”.

Está claro que Smith sabe cómo funciona el mundo del espectáculo. Es muy inteligente (le admitieron en el prestigioso MIT, aunque nunca llegó a ir), algo que muchos olvidan por su carácter payaso y su pasado de rapero, y tiene una mente estratégica. Cuando decidió dar el salto al cine, en los 90, lo hizo analizando los elementos presentes en las películas de éxito y eligiendo dos que los tenían (Independence day y Men in black). En 2016 decidió aumentar su presencia en redes sociales y hoy tiene 52,6 millones de seguidores en Instagram, 105 millones en Facebook y 9,27 en YouTube. Pero su éxito, en estos momentos, depende en gran medida de sus dinámicas familiares. Durante mucho tiempo el punto negro ha sido su relación con Trey, su hijo de 28 años, fruto de su primer matrimonio con Sheeree Zampino. Pero es posible que las turbulencias lleguen de aquellos sobre quienes ha ejercido más control: Jaden y Willow.

Al contrario que otros padres famosos, Will no ha mantenido a sus hijos fuera de foco; es más, siempre los ha empujado a formar parte del entramado artístico-empresarial de los Smith (¿alguien ha notado que los nombres de los hijos son variaciones de los de

los padres?). Jaden debutó como actor a los siete años, literalmente de la mano de su padre en La búsqueda de la felicidad. Luego logró cierto éxito como rapero, muy apoyado por Will (el vídeo de Smith parodiando una de sus canciones tuvo seis millones de visualizaciones e impulsó las descargas del tema original) y parece haberse decantado por el diseño de moda y el activismo ecológico (un foodtruck de comidas veganas para gente sin hogar, agua ecológica).

¿Y Willow? A los 10 años, logró un éxito encomiable con la canción Whip my hair. Luego se permitió el lujo de rechazar el papel protagonista en la película Annie, que producía su padre, aduciendo que quería vivir su infancia. Ahora parece haber encontrado su lugar en Red Table Talk, donde se ha explayado sobre los problemas que le causó la fama a tan corta edad, autolesiones incluidas. “Creo que Will Y Jada han hecho lo que creen que ayudará más a sus hijos –dice Spangler–. Si ellos se hubieran mostrado incómodos con la fama, no los habrían situado en espacios públicos. Nada de esto, por supuesto, implica que Jaden y Willow vayan a alcanzar un nivel de éxito y fama comparables a los de su padre”.

Los pequeños Smith aún tienen mucho trabajo por delante si quieren abandonar la “marca familiar” y crear una propia, y ahora mismo podrían ser un lastre para la carrera de su padre. Jaden, a los 15 años, aconsejó a los adolescentes que dejaran el colegio (“la escuela es la herramienta utilizada para lavarnos el cerebro”), y airea sus ideas sobre Illuminati, chemtrails o extraterrestres. Willow disparó en su momento algunas alarmas a propósito de su precoz sexualización. Su madre la defendió, pero no ayuda el tener que ir saliendo al paso de declaraciones extravagantes o conductas provocativas. La política, al fin y al cabo, es un corsé muy estrecho en el que deben encajar los candidatos. Will Smith ha logrado que su atípica vida marital reciba el aplauso del puritano público estadounidense; pero sus hijos (criados en el privilegio, muy jóvenes, incontrolables) podrían ser el mayor factor de riesgo para una posible aventura política. ●

Jaden y Willow, sus dos hijos menores, podrían ser el mayor factor de riesgo para una carrera política.

SUMARIO

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2021-05-08T07:00:00.0000000Z

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