Adiós a los tópicos. Las soberanas del Mediterráneo no son solo playa, fiesta y calma (que también). Además, se han convertido en epicentro del arte contemporáneo con la consolidación de La Nave de ses Salines en Ibiza (que este verano se llena del surrealismo pop de Rafa Macarrón) o la inauguración de la sede de la galería de arte suiza Hauser & Wirth en Menorca. Pero sobre todo, las Baleares se han hecho enormes gastronómicamente hablando con su propia constelación de estrellas Michelin: este año llega a la playa de Talamanca el pop-up BiBo de Dani García, uniéndose a los imbatibles Etxeko Ibiza, de Martín Berasategui, y el Sublimotion, de Paco Roncero. Las islas también se llenan de beach clubs que garantizan tanto la distancia social como la desconexión y de hoteles rurales y spas que riman con retiro espiritual. Y todo sin dejar de ser las islas paraíso de las que se enamoraron George Sand, Robert Graves o Fréderic Chopin.

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