Aunque su nombre suene a personajes de cuento y se lea como una errata, las ADAS son las siglas de Advanced Driver Assistant Systems, sistemas avanzados de asistencia al conductor, y engloban todos los dispositivos de los vehículos modernos para evitar y corregir los errores humanos, responsables de la inmensa mayoría de los accidentes. Según la DGT estos elementos reducen hasta en un 57% el riesgo al volante, aunque la Unión Europea va mucho más lejos y calcula que la incorporación de estos dispositivos puede rebajar en 25.000 los fallecidos y 140.000 lesiones graves para el año 2038.

En los últimos años se han hecho obligatorios otros dispositivos como el ABS, el control de estabilidad, los airbags o la llamada de emergencia. Estos nuevos “vigilantes invisibles” utilizan cámaras, radares, sensores, ultrasonidos, láser y lídar para analizar y medir todo lo que sucede alrededor de nuestro coche y, en base a esos datos, hacer la estimación de un posible impacto. Ya son muchos los vehículos que montan este tipo de dispositivos, pero los más avanzados ya no solo nos avisan de que estamos cometiendo una distracción sino que actúan sobre la dirección y los frenos para corregirla y evitar o mitigar un accidente.

●