Visto lo visto en San Petersburgo, donde la cenicienta eslovaca sorprendió a una Polonia errática pese a contar en sus filas con el reciente Bota de

Oro europeo, España no debería sufrir en condiciones normales para ganar sus dos próximos partidos en la Eurocopa. Se va a medir a dos selecciones sin magia, previsibles y veteranas. Conocen el oficio pero son muy inferiores en el aspecto técnico a los jugadores de Luis Enrique. Los tres puntos fueron demasiado premio para los eslovacos, que pusieron el autobús y marcaron en sus dos tiros a puerta. Fue un castigo indiscutible a Polonia, que regaló el primer tiempo y cuando se encaminaba a la remontada sufrió la pueril expulsión del exsevillista Krychoviak por un pisotón tan claro como absurdo cuando ya tenía una amarilla. Error grueso de los que marcan un campeonato y pobre partido de Robert Lewandowski, autor de 40 goles en la Bundesliga pero incluso acusado por sus exigentes compatriotas de haber marcado solo dos tantos en fases finales.

Solo un remate entre los tres palos, que además acabó en gol en propia (Szczesny), explica lo plomizo del primer tiempo. Linetty empató para Polonia y Skriniar (m. 69) desequilibró el partido para Eslovaquia.