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La muerte súbita, el enigma del fútbol

La comunidad médica no ha encontrado un patrón para explicar los numerosos casos de muerte súbita, como el que vivió el danés Eriksen. Los especialistas alertan sobre la necesidad de dar a conocer cualquier síntoma

JOSÉ CARLOS CARABIAS

José Calabuig Jefe Cardiología Univers. Navarra

«Cada partido es un pequeño terremoto que pone a prueba a nuestro organismo»

Christian Eriksen busca respuestas para algo que aún no ha generado unanimidad en la comunidad científica. ¿De dónde procede el episodio de muerte súbita que vivió en el partido contra Finlandia? «Quiero dar las gracias a todos, no me rindo. Me encuentro mejor ahora, pero quiero entender todo lo que pasó», comentó el futbolista danés en un mensaje en ‘La Gazzetta dello Sport’. Lo más cercano a la fiabilidad en este campo es un estudio publicado por la Universidad de Saint George’s de Londres en el ‘New England Journal of Medicine’, según el cual los problemas ocultos de corazón que afectan a futbolistas ingleses de todas las categorías son de 1 cada 266 personas.

Detrás de las tácticas y de las alineaciones, del 4-4-2, y de los carrileros largos, subyace un enigma que el fútbol no consigue descifrar. La muerte súbita por desplome cardiaco. «El fútbol es mucho más escandaloso. Se trata de un problema que afecta a todos los deportes», estima José Calabuig, director de Cardiología y patología del Deporte de la Clínica Universidad de Navarra. Calabuig cuida todavía de la salud del corazón de Miguel Induráin, ganador de cinco Tours, y feliz campeón retirado con 56 años. «Yo envío un mensaje de oro a los deportistas: no menospreciar ningún síntoma», explica a ABC.

Según los medios británicos, Eriksen no había presentado ninguna alteración cardiológica durante su etapa en el Tottenham (siete temporadas, desde 2013 a 2020, cuando se marchó al Inter) y tampoco la prensa italiana ha referido ningún síntoma durante sus dos cursos en el campeón del ‘Calcio’. La Federación danesa no ha reportado indicios de ningún tipo, más allá de las palabras de su responsable médico, Morten Boesen, quien dirigió la reanimación que le devolvió a la vida. «Christian estuvo muerto en algún momento... A los detalles de por qué sucedió no puedo responder. Este es uno de los motivos por los que sigue ingresado».

La muerte súbita de la que se ha librado Eriksen es el objeto del citado estudio de ‘New England’ en el que el equipo científico analizó los datos de 11.168 jóvenes jugadores afiliados a la Federación durante 20 años. Se descubrió que 42 de los más de once mil futbolistas (un 0,38 por ciento) presentaban algún tipo de irregularidad cardíaca que podría haberles conducido a ataques del corazón. Pero la mayoría de ellos (un 93 por ciento) nunca mostró síntomas.

«El fútbol es un deporte que requiere una preparación física estupenda porque es un esfuerzo violento, de velocidad, esprints, patadas, choques, giros, todo muy acelerado y que, a diferencia de otros deportes, dura noventa minutos seguidos», analiza Calabuig. «Cada partido es como un pequeño terremoto que pone a prueba la estabilidad del organismo. Puedo pasar mil terremotos y que no suceda nada, pero un día, se abre una grieta en mi casa. Eso es lo que hay que analizar y lo que ahora estarán buscando en el corazón de Eriksen».

Una trágica lista

Los medios técnicos y sanitarios que hoy pueblan los estadios evitaron una desgracia para el jugador danés. No engrosará esa trágica lista de futbolistas caídos por muerte súbita en los últimos tiempos: Catalin Hildan (Dinamo de Bucarest), Vladímir Dimitrijevic (Estrella Roja), Charles Esheku (Bengal Mumbai), Michalis Michael (Onisilos Sotiras), Marcio Dos Santos (Deportivo Wanka), Marc Vivien Foe (Manchester City), Max (Botafogo), Andrei Pavistski (Kiev), Serginho (Sao

Caetano), Miklos Feher (Benfica), Hugo Cunha (Uniao Leiria), Mohamed Abdelwahab (Al Ahly), Antonio Puerta (Sevilla), Dani Jarque (Español), Sixto Rojas (Atlético Trinidense) y Davide Astori (Fiorentina).

Dani Jarque

«Siempre hay una explicación médica para caso que nos encontramos –cuenta el doctor Calabuig–. Tal vez Eriksen, por elucubrar, pudo tener una arteria coronaria anómala que no se diagnosticó si no se le hizo una coronariografía por TAC. Puede haber pasado todas las revisiones, todas muy bien hechas, no haberle encontrado alteraciones estructurales congénitas y le pudo suceder como a Dani Jarque, que sufrió una miocarditis, una infección del músculo del corazón, que es el miocardio».

Según el cardiólogo especialista, es improbable que a Eriksen le diagnostiquen una enfermedad congénita toda vez que los equipos de fútbol de élite suelen trabajar con la tecnología de vanguardia. «A veces los casos proceden de problemas eléctricos del corazón, como el síndrome de Brugada, el síndrome de QT largo, o el síndrome de Wolff Parkinson White. Siempre digo que el corazón en un traidor, física y sentimentalmente», añade.

El estudio de la Universidad de Saint George’s llegó a la conclusión de que la posibilidad de muerte repentina en los casos estudiados en Inglaterra era de siete por cada 100.000 futbolistas, una cifra mucho más elevada que las estimaciones previas según la cual podrían morir dos por cada 100.000. El informe estableció que la mayoría de las enfermedades del corazón tenían un origen congénito o hereditario, que son detectables en cualquier análisis médico.

«En este punto es básica la anticipación a través del mínimo síntoma –aclara el doctor Calabuig–. El dolor en el pecho, un mareo, palpitaciones, diarreas, febrícula o malestar pueden ser el indicio de una enfermedad cardiaca».

DEPORTES

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2021-06-15T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/282480006743336

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