Kiosko y Más

Las cuentas del Dr. Sánchez

¿Qué va a pasar cuando estos abrazos y parabienes transcurran y los secesionistas hagan sus siguientes demandas, concretamente un referéndum de autodeterminación?

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

ALEGRE como unas castañuelas está nuestro presidente. Mientras la derecha muestra grietas cada vez mayores, a él todo le sale bien, incluido lo que decían iba a ser su sepultura política, el indulto a los condenados por la intentona del 1-O, se ha convertido en su gran baza. Aquellos círculos económicos le invitan y en los sociales le aplauden, con piropos que nunca había escuchado: «¡Valiente!», ya que podrá ser osado, temerario incluso, pero valor no es su principal rasgo. Nada de extraño que Barcelona se haya convertido en su ciudad favorita, donde va con cualquier excusa, e incluso sin ella, como un habitual del puente aéreo o del AVE. Claro que se lo ha ganado, echando a Rajoy la culpa de lo ocurrido por no atender a las reclamaciones catalanas y fomentar una «discordia territorial» con un tremendo «lastre económico», que quiere resolver con una política de «concordia y reaproximación» que iniciará la próxima semana con los citados indultos.

Todo esto suena bien, muy bien, pero ¿qué va a pasar cuando estos abrazos y parabienes transcurran y los secesionistas hagan sus siguientes demandas, concretamente un referéndum de autodeterminación, que piensan plantear en cuanto se reúna la ‘mesa de diálogo’? Porque lo van a hacer seguro. De hecho ya lo están haciendo. No sólo los ultraizquierdistas de la CUP o los ultrasecesionistas de Junts, sino los que se nos han presentado como ‘moderados’: la Esquerra Republicana, con Pere Aragonès al frente. Precisamente Aragonès se entrevistó anteayer con Puigdemont en su dorado exilio de Waterloo, llegando a la conclusión de que «los indultos no son la solución, son sólo una parte de ella –según Aragonès–, al no atender la represión ni el conflicto político de fondo». Puigdemont fue más duro y llegó más lejos: «Sólo un referéndum acordado con el Estado (español) podría sustituir el celebrado el 1 de octubre de 2017, declarado inconstitucional por el Tribunal Constitucional». Y Aragonès rematando: «El independentismo nunca va a renunciar a su objetivo, que es la independencia de Cataluña».

Con ambos piensa el Dr. Sánchez ajustar sus cuentas, que igual pueden ser las del Gran Capitán que las de la lechera. Si, por un lado, se hincharon artificialmente las consecuencias de esas negociaciones e indultos. Por el otro, nos devuelven al punto de partida, más frustrados y cabreados que nunca al haber dejado en libertad a unos individuos que sienten por España todo menos simpatía. A personajes como él que consideran la verdad tan flexible como el chicle, no les importa. El resto de los españoles deberíamos como menos preocuparnos.

OPINIÓN

es-es

2021-06-20T07:00:00.0000000Z

2021-06-20T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281638193163262

Vocento