Ante la inminente reforma del modelo de orden público de los antidisturbios, los sindicatos policiales están a la expectativa de ver qué se pueden esperar del nuevo consejero de Interior, Joan Ignasi Elena. La prueba de fuego será cuando el secesionismo vuelva a incendiar las calles. Se comprobará ahí si el consejero da pábulo a los radicales o se alinea con los Mossos. Las primeras señales son preocupantes. Elena cree que forma parte de una «causa general contra el independentismo» un supuesto caso de corrupción abierto en los juzgados contra uno de sus predecesores, en el que los Mossos ejercen de Policía judicial.

Miquel Buch, el primer consejero de Interior del gobierno autonómico de Quim Torra, está siendo investigado por haber cargado a las arcas públicas el coste de la escolta del fugado Puigdemont en Bélgica. La Fiscalía pide para él seis años de cárcel. Buch, supuestamente, simuló contratar a un sargento de los Mossos como asesor de seguridad de Interior, cuando lo cierto era que se dedicaba a proteger a Puigdemont en el extranjero. De las pesquisas del caso se encargaron los Mossos. Pese a ello, Elena se solidarizó con Buch: «La causa general contra el independentismo no se detiene. Todo el apoyo», escribió en Twitter.

Después de años en los que la cartera de Interior ha estado en manos de Convergència –y su formación heredera–, Esquerra ha asumido por primera vez esta responsabilidad, aunque ha preferido dejarla en manos de un independiente como Elena. Este hizo carrera en el PSC pero acabó rompiendo el carné y siendo coordinador del Pacto Nacional por el Referéndum.