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La abstención marca los comicios en Irán, que gana un ultraconservador

‣ La participación, del 48,8%, fue la más baja de la historia. A ella se sumaron 3,7 millones de votos no válidos ‣ El sector ultraconservador, apoyado por el Líder Supremo, Jamenei, ha preferido asegurar a su candidato

MIKEL AYESTARAN CORRESPONSAL EN JERUSALÉN

La abstención récord en unas elecciones en Irán, desde que se impuso la teocracia jomeinista, fue protagonista de las presidenciales que ganó el clérigo ultraconservador Ebrahim Raisi.

El nuevo equipo de Raisi tiene como principal desafío negociar con Biden la recuperación del acuerdo nuclear

El clérigo ultraconservador Ebrahim Raisi, jefe del poder judicial, es el nuevo presidente de Irán y no será necesaria una segunda vuelta porque obtuvo el 61,95 por ciento de los votos. La cúpula del régimen no quería sorpresas y por eso vetó a todos los candidatos de peso, sobre todo reformistas, y preparó las elecciones para esta victoria de Raisi que pone fin a los dos mandatos del clérigo moderado Hasán Rohani. El régimen gana con su candidato, pero pierde ante unos votantes que mostraron su rechazo a los comicios con una abstención sin precedentes.

La participación fue de un 48,8 por ciento, la más baja de la historia de la República islámica y muy alejada del 73 por ciento de las últimas presidenciales, y en ciudades como Teherán apenas votó el 25 por ciento. Estas cifras muestran el descontento de una parte de la población con el sistema islámico. Otro dato revelador del rechazo a la forma en la que el sistema preparó estas elecciones fueron los 3,7 millones de votantes que depositaron en las urnas papeletas inválidas.

La participación ha sido en las últimas cuatro décadas uno de los principales argumentos del régimen para defender su legitimidad. El sistema siempre jugó con las corrientes ultraconservadora y reformista para mantener cierta emoción en las elecciones y una apariencia de equilibrio democrático, pero esta vez ha preferido sacrificar esa emoción por la seguridad de un candidato como Ebrahim Raisi, que para algunos analistas está llamado a ser el sucesor de Alí Jamenei, que a sus 82 años empieza a pensar en su reemplazo.

«Ha cambiado el paradigma y la participación no era lo más importante esta vez, sino que ganara el candidato de la élite conservadora tradicional, ya que se les escapaba la victoria desde 1997. Aunque esto puede afectar a la legitimidad, lo importante es que el sistema siga siendo funcional», apunta Luciano Zaccara, especialista en Irán y profesor de Estudios del Golfo en la Universidad de Qatar.

Pese a que las cifras dicen lo contrario, el Líder Supremo calificó la participación de «épica» y aseguró que en estas elecciones «la gran ganadora es la nación iraní porque se ha levantado otra vez frente a la propaganda de la prensa mercenaria del enemigo».

Siempre con la teoría de la conspiración como causante de todos los males y sin hacer crítica interna, Jamenei ha convertido Irán en un régimen monocolor monopolizado en todos sus sectores clave por la corriente ultraconservadora.

Putin, el primero en llamar

Los centros de voto estuvieron abiertos durante 19 horas, pero solo hicieron falta unas pocas horas de recuento para que quedara clara la victoria de Raisi. El segundo más votado fue Mohsen Rezaei y el tercero Abdolhossein Hemmatti, la única voz moderada entre los seleccionados por el Consejo de Guardianes. Sin necesidad de conocer los datos definitivos, los candidatos que aspiraban a la presidencia le felicitaron, lo mismo que hizo Rohani y el presidente ruso, Vladímir Putin, primer líder mundial en enviar un mensaje a Teherán.

Tras el anuncio oficial de la victoria llegaron las felicitaciones de Hasán Nasrallah, líder del Hizbolá libanés, los presidentes sirio e iraquí Bashar al Assad y Barham Saleh, o del grupo islamista palestino Hamás desde Gaza. Otro mensaje muy diferente llegó desde Amnistía Internacional (AI) que pidió la apertura de una in

vestigación contra Raisi por su supuesta participación en miles de ejecuciones de presos políticos en los años ochenta.

Rohani y Raisi ofrecieron una rueda de prensa conjunta y fijaron el 3 de agosto como el día para la formación del nuevo gobierno. Irán deja atrás ocho años de presidencia moderada en los que el presidente saliente ha sido incapaz de cumplir sus promesas. La gran baza del apoyo a Rohani fue su acercamiento a Occidente y la firma del acuerdo nuclear. El problema fue que tras la llegada de Donald Trump, Estados Unidos rompió el pacto y volvió a imponer unas sanciones que asfixian a los iraníes. El país necesita vender petróleo, su principal fuente de ingresos, pero los castigos estadounidenses, que Joe Biden parece dispuesto a levantar de forma parcial, lo impiden.

El equipo de Raisi recogerá el testigo en las negociaciones con Estados Unidos para recuperar el acuerdo nuclear. El portavoz de campaña del nuevo presidente, Alireza Afshar, aseguró que son partidarios de continuar con estas conversaciones, si bien las entiende como «una cuestión marginal». Consultado por el impacto que el cambio puede tener en este proceso, Zaccara piensa que «las negociaciones nucleares seguirán con el nuevo ministro de Asuntos Exteriores y será tan legítimo como los de Rohani, Jatami y Ahmadinejad». Independientemente de la participación en unas elecciones de la persona que esté al frente del Ejecutivo, la última palabra en un tema tan importante siempre la tendrá el Líder.

ABC 2

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2021-06-20T07:00:00.0000000Z

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