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El calzado español mira a Portugal para sortear los aranceles de EE.UU.

‣ Productores españoles y lusos han mantenido conversaciones para una posible deslocalización ‣ EE.UU. amenaza con subir impuestos a los zapatos nacionales si no se llega a un acuerdo antes del 29 de noviembre

MARÍA CUESTA / FRANCISCO CHACÓN MADRID / LISBOA

El alivio generalizado por el fin de los aranceles millonarios que se vivió esta semana entre los productores de aceitunas, vino y queso al zanjarse el conflicto por las subvenciones a Airbus, no pudo ser compartido por otro sector clave para la economía española, el calzado. La industria zapatera española lleva desde el 26 de marzo bajo la amenaza de represalias comerciales por parte de Estados Unidos por el cobro de la tasa Google en nuestro país. Y aunque el precedente marcado en la guerra aeronáutica es positivo, la espada de Damocles sigue amenazante. El sector denuncia que son muchos los pedidos que se han perdido estos meses y reconoce que hay contactos en marcha con la vecina Portugal para mover allí la producción en caso de que la negociación del Gobierno español y el estadounidense no llegue a buen puerto.

La batalla comercial comenzó el pasado mes de marzo, cuando Estados Unidos anunció una subida de los aranceles de hasta un 25% adicional a 15 partidas de calzado español. La maquinaria diplomática se puso en marcha y consiguió retrasar su entrada en vigor. Así que actualmente la amenaza se encuentra suspendida hasta el 29 de noviembre en un intento de dar tiempo a que las relaciones bilaterales y multilaterales ofrezcan una solución.

Pero en el sector aseguran que la situación sigue manteniendo en vilo a miles de empresas. «No lo tenemos cuantificado, pero en estos tres meses hemos perdido una porción importante de la producción. Ahora tenemos margen hasta después de verano para llegar a una solución porque la puesta en marcha de las colecciones necesita un margen mínimo de dos meses», asegura Marián Cano, presidenta de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), que insiste en el difícil momento que atraviesa esta industria. Y es que la falta de vida social se ha dejado notar con fuerza en las ventas de un sector que, además, a punto estuvo de quedarse fuera de las ayudas del Gobierno porque, paradójicamente, lleva años usando el contrato de fijo discontinuo –que ahora quiere incentivar Trabajo– y eso hizo que tuviera menos trabajadores acogidos a un ERTE, lo que les penalizó.

España es el segundo país fabricante y exportador de calzado en Europa. Su potencia en el exterior es enorme: exporta el 70% de su producción y, junto a Italia y Portugal, es líder mundial en la fabricación de calzado de calidad en los segmentos medio-altos, altos y de lujo. Aglutina a un total de 3.559 empresas que dan empleo a 29.034 trabajadores, con una elevada tasa de empleo femenino, en concreto del 43%, según datos del FICE. El papel de esta empresas como elemento vertebrador en las zonas productivas donde se concentra es también vital pues, en muchas de ellas, no existe alternativa industrial. El sector es especialmente fuerte en la Comunidad Valenciana, La Rioja, Castilla-La Mancha, Región de Murcia, Baleares, Aragón y Andalucía.

La amenaza del deslocalizar las fábricas a nuestro país vecino no es, por tanto, cuestión menor. «El plan B se tiene», reconoce Cano, y explica además que debido a la baja producción que tienen actualmente todas las fábricas, la mudanza es mucho más fácil. «Y una vez se han ido es muy difícil que vuelvan», admite.

Al otro lado de la frontera, los zapateros se frotan las manos ante la posibilidad de engordar su ya de por sí potente industria. «Las empresas españolas siempre serán bienvenidas a nuestro país», asegura Paulo Gonçalves, presidente de la Asociación Portuguesa de Industriales de Calzado, Componentes, Artículos de Piel y sus Sucedáneos, con sede en Oporto y en marcha desde 1975.

Gonçalves reconoce a ABC que se produjeron conversaciones impulsadas por sus colegas españoles con vistas a un hipotético desplazamiento y aunque lo considerarían un buen movimiento para su industria, prefieren no dar nada por cerrado de momento. «Para nosotros, solo es una forma de presión en las negociaciones, pero no creemos que ese traslado se vaya a concretar», argumenta mientras aprovecha el contexto para precisar que Portugal exporta el 95% de su producción a un total de 163 países de los cinco continentes. Igualmente, aclara que España es el cuarto mercado para el calzado portugués.

La competencia que ejerce actualmente Portugal es fuerte. Se trata de un país que ha puesto en marcha una atractiva política fiscal para atraer a grandes fortunas y empresarios a sus tierras. Además ofrece unas infraestructuras ya maduras y orientadas prácticamente al mismo segmento que la industria nacional.

Al igual que en España se registra una alta concentración de empresas de este segmento en la zona de Levante, en suelo portugués un cinturón similar se localiza en el norte, muy cerca de Galicia. Se trata de la franja que se extiende de Guimaraes a Braga, donde se ubican empresas como Vagabond, ZT, Calsuave, Otter Portuguesa, Camport, ICC y Albano, sin olvidar a Calçatex. Estas y otras muchas compañías se integran precisamente en la asociación que lidera Gonçalves.

El retrato inequívoco de la pujanza del eje Braga-Guimaraes como potencia del calzado se focaliza en que Cristiano Ronaldo declaró que la línea de

zapatos que vende con su marca solo se producirá en ese itinerario. Además, en las proximidades de ese punto geográfico se encuentra Sao Joao da Madeira, a 45 kilómetros de Oporto, y donde se fabrican los famosos Helsar, los zapatos de lujo que encandilan a celebridades como Madonna, Carole y Pippa Middleton, Shakira, Jennifer Lopez, Anastacia y Jessica Alba.

Grandes firmas

Desde que alcanzó el momento cumbre en su proyección mundial con la boda real británica entre el Príncipe Guillermo y Kate Middleton, su prestigio fuera de Portugal no ha dejado de crecer. De hecho, la firma se encuentra inmersa en un ambicioso proceso de reestructuración. Marcas tan conocidas como Jean-Paul Gaultier y Jimmy Choo suelen recurrir a subcontratar sus servicios con el fin de que se encarguen del suministro a decenas de clientes. Helsar factura únicamente calzado de lujo para señora, incluida una de sus grandes apuestas: los zapatos de novia, que fabrican personalizados. Lo hacen con la calidad artesanal característica del norte de Portugal y a unos precios no excesivamente altos.

ECONOMÍA

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2021-06-20T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/282248078519294

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