La retirada de la placa que homenajea a José María Pemán de la fachada de su casa natal en Cádiz ha sido la gota que ha desbordado el ya colmado vaso de la paciencia de la familia del escritor gaditano. Su hijo menor, José María Pemán, de 82 años, anuncia que recurrirá en los tribunales esta decisión del Ayuntamiento, gobernado por José María González, ‘Kichi’, porque se está «tergiversando» la Ley de Memoria Histórica para extender sobre la figura de su padre un velo de olvido. Se ha quitado la placa, el busto y se ha cambiado el nombre de un teatro en la ciudad que recordaba al escritor.

—¿Qué pensaría su padre si viera retirar la placa y el busto de la casa donde vino al mundo?

—Sentiría lástima y pena de la incultura de la persona que ha tomado esa decisión; en este caso, un alcalde al que lo que le interesa es la poltrona. No tiene cualidades para ser alcalde de Cádiz. Esta ciudad milenaria, culta y sabia no se lo merece. Mi padre era liberal y respetaba a todo el mundo.

—Kichi apela a la Ley de Memoria Histórica para quitar la placa. ¿Quiere borrar de Cádiz el rastro del poeta?

—Es lo que pretenden los que se guían por una interpretación totalmente equivocada de dicha ley. Actúan más bien con una visión basada en la envidia y el odio hacia el bando que ganó la guerra. Eso no lo perdonan y se cometen estas tropelías sin sentido. Mi padre era un hombre monárquico, liberal, de derechas y no iba a estar, lógicamente, en el bando comunista.

—Tras el golpe de estado del 23-F, Rafael Alberti dio el pregón del Carnaval de Cádiz y Pemán se fundió en un abrazo con él. ¿Ese reencuentro de las dos Españas hoy no sería posible?

—Con el odio que algunos sectores de la izquierda mantienen, efectivamente sería difícil. Mi padre era un hombre de concordia e influyó para que muchos exiliados de izquierdas durante la Guerra Civil pudieran regresar a España y vivir aquí.

—¿Cómo se llevaba con Alberti?

—Se admiraban mutuamente. Es verdad que Alberti era totalmente de izquierdas. Una cosa es la ideología política y otra la literaria.

—Sin embargo, ¿se ha instalado la idea de que defender a José María Pemán es apoyar el franquismo?

—Tacharlo de franquista es lo más absurdo y opuesto a la realidad. Él luchó a brazo partido para que Don Juan de Borbón viniera a España a reinar en vida de Franco. Mi padre medió para que Don Juan abdicara en su hijo. Fue uno de los artífices de que se reinstaurara la Monarquía.

—El catedrático de la Universidad de Cádiz Manuel Bustos encontró documentos que acreditan las tiranteces de Pemán con Franco.

—Si ha habido alguien que le ha dicho verdades a la cara a Franco, ése ha sido mi padre. Éste lo oía y lo respetaba, aunque no estaba de acuerdo. En cuanto pudo, mi padre dejó la Junta del Estado en Burgos (creada por Franco durante la Guerra Civil), porque no quería firmar decretos con los que no estaba de acuerdo.

—¿Le han llamado del Ayuntamiento de Cádiz para devolverle la placa o el busto de la figura del escritor?

—La gente de Kichi no tiene categoría. Actúa por la espalda, sin decir nada, de forma cobarde.

—¿Sabe dónde está ahora el busto?

—Ahora dicen que lo van a poner en una especie de museo en el edificio de la antigua cárcel de Cádiz, con todo lo que han retirado injustamente de otros personajes además de lo de mi padre.

—¿Es una ironía del destino que quieran llevarlo a una antigua cárcel?

—Sí. La quieren convertir en un museo. Lo que sí le digo es que esto no va a quedar así. Yo voy a procurar por todos los medios que esa placa se vuelva a poner en su sitio porque entiendo que la Ley de Memoria Histórica no es aplicable en absoluto. Es una tergiversación guiada por la envidia y el odio de alguna gente.

—¿Va a recurrir a los tribunales?

—Sí. Lo que han hecho no es legal.

—¿Se ha cansado de esta situación?

-Ha sido lo que ha colmado el vaso. Que cambien el nombre del teatro porque está en el parque y era más propio, bueno, pero retirar la placa en la casa donde nació es ya una persecución guiada por el odio.