Sorprendente empate de Francia, que tuvo que remontar el gol de Hungría en el primer tiempo a pesar de dominar y disponer de las mejores ocasiones durante todo el partido. Incisivo Mbappé, al que le faltó puntería, y majestuoso Gulácsi, que lo paró todo menos un disparo de Griezmann. Salvó los muebles la selección de Deschamps, que se jugará el primer puesto ante Portugal el próximo miércoles, mientras el equipo magiar mantiene sus esperanzas de pasar de ronda en el último partido, una cábala que pasa por una victoria ante Alemania.

El empate fue un toque de atención para los galos, que salieron confiados por su superioridad. La campeona del mundo acepta en esta Eurocopa el rol de favorita que le otorgan Griezmann, Benzema y Mbappé en ataque, o Rabiot, Kanté y Pogba en la medular. Velocidad y calidad. Pero a veces no es bastante con eso y ayer fueron los magiares los que golpearon primero de forma inesperada pese a esa aplastante superioridad ‘blue’. Attila Fiola batió a Lloris tras robar un balón y ordenar un contraataque en la prolongación del primer acto. Mazazo y aviso para Francia de una selección que, aunque está lejos de aquel ‘equipo de oro’ que maravilló en los años 50, aspira a posicionarse en Europa.

Hasta entonces, el dominio y las ocasiones fueron francesas. Griezmann, Benzema y Mbappé cercaron a los húngaros y elevaron el caché de Gulácsi, que se mostró infranqueable, pero, sabiéndose superiores, los galos se adornaron demasiado. Antes del gol cayó inerte Adam Szalai sobre el césped y el fantasma de lo sucedido a Eriksen sobrevoló el Puskas Arena. No pasó a mayores y el jugador del FSV Maguncia se pudo retirar a vestuarios por su propio pie aunque visiblemente mareado. Se achacó a un golpe de calor, aunque la federación húngara informó que se debió a un impacto en la cabeza.

El gol espoleó a una Francia que, sabiéndose superior, había salido a disfrutar y a cumplir el expediente ante la selección más débil del grupo. Pusieron una marcha más los de Deschamps, que con el marcador en contra se vieron jugándose el pase ante Portugal. Apostó el técnico galo por Dembélé, que demostró que es tan desbordante como frágil. Nada más entrar en el partido generó una ocasión de gol, pero a la media hora tuvo que regresar a la grada obligado por su frágil musculatura, la misma que le ha amargado la vida en el Barcelona. Contratiempo con Francia que podría abortar el traspaso del extremo y desbaratar este verano una buena operación económica para los azulgranas.

Y llegó el gol del empate sin que sorprendiese a nadie porque la sensación era que se produciría en cualquier momento. La defensa de Hungría adoleció de falta de contundencia tras un lanzamiento largo de Lloris y ahí apareció de nuevo Mbappé, para meterse entre los zagueros, pelear el balón y llevárselo. Su pase dentro del área llegó a Griezmann, que marcó a placer. Qué razón tiene el azulgrana cuando se reivindica y solicita jugar en su posición que lo hace con su selección.

Seguro que Ronald Koeman tomó buena nota si estaba viendo el partido, tanto como Florentino Pérez con Mbappé. El francés es ahora mismo la pieza que puede permitir que el Real Madrid recupere su hegemonía en España y en Europa. De hecho, pudo conseguir el gol del triunfo (min. 82) pero Gulácsi, cómo no, lo impidió.