El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, comparaba ayer la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid con la de Alberto Ruiz Gallardón en 1995. El líder popular recordaba cómo fue la antesala de la llegada al Gobierno de España de José María Aznar y el inicio de un ciclo político lleno de éxitos. Tenga razón, o no, sobre lo que pueda venir en el futuro, lo cierto es que hacía mucho tiempo que no se reunían tantos dirigentes del PP, de hoy y de ayer, en una toma de posesión, que a su vez abre otro ciclo político en el centro-derecha español. Una etapa en la que emerge con fuerza la propia Ayuso dentro de las filas populares.

La exhibición de fuerza, con la presencia de los presidentes de Andalucía, Juanma Moreno; Galicia, Alberto Núñez Feijóo; Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; y Murcia, Fernando López Miras, en torno a la presidenta de Madrid, contrastó con el desprecio del Gobierno de Pedro Sánchez, que ayer no envió a la Real Casa de Correos a ningún ministro. Lo habitual es que asista el titular de Política Territorial, Miquel Iceta. Una circunstancia que, sin embargo, le pasó desapercibida a la propia Ayuso: «No me he dado cuenta, siquiera», comentaba la presidenta en conversación informal con los periodistas. Su objetivo era «salir con dignidad de esta».

Quien sí estuvo ‘presente’ en la mente de muchos fue el Rey Felipe VI; también, en el discurso de la presidenta. Un guiño más de los muchos que le ha hecho en los últimos tres días. «Su Majestad el Rey, Felipe VI –dijo– ha estado siempre, sobre todo en los momentos más duros, junto a los madrileños y al resto de españoles, junto a las empresas, dentro y fuera del país, con su habitual cercanía. También la Reina, la Infanta Sofía y la Princesa de Asturias. Madrid, que le debe su historia a haber sido Corte, pues Madrid, España y Monarquía son inseparables, hoy felicita al Rey de todos y para todos en el séptimo aniversario de su proclamación».

Si en algún momento hay recelos por la fuerza y el despegue de Ayuso

dentro del PP, ayer no se percibió. Todos los barones elogiaron el éxito incontestable de la presidenta madrileña el pasado 4 de mayo. Alberto Núñez Feijóo afirmó que «no recuerdo un vuelco electoral en menos tiempo en la historia democrática, al duplicarse el número y porcentaje de votos y de escaños en dos años. Ha sido tan espectacular el resultado que se comenta por sí solo». Alfonso Fernández Mañueco, por su parte, admitió que es «el referente en la política madrileña por su sinceridad, cercanía, firmeza y convicción». Juanma Moreno llegó a mostrar su «devoción» por lo que entiende que es un «modelo de éxito», aunque dejando claro que el PP ha de ser «plural» y con «distintas estrategias» dependiendo de las regiones. Y Fernando López Miras afirmó que ayer empezaba a consolidarse el proyecto del PP, el de Ayuso en Madrid y el de Casado a nivel nacional.

Tanta presencia de sus compañeros llegó a emocionar a Isabel Díaz Ayuso, pues, aseguró, «para mí es importante que vinieran porque tienen unas agendas tremendas». Una emoción que mantuvo contenida durante el acto, rodeada de su familia, «lo más importante para mí», decía: su madre, su hermano, su sobrino y su ahijado Juan.

«No hemos tenido miedo»

De su puño y letra había salido el texto que leyó tras jurar el cargo ante algo más de media decena de invitados. Hasta ayer por la mañana le estuvo dando retoques: «Me gusta escribir y al final quiero que tenga un toque personal. En momentos como este me gusta escribirlo yo, para hacerlo mío».

Y Ayuso redactó un discurso en clave muy madrileña, en la forma de vivir que a ella le gusta, en libertad. «Los madrileños nunca hemos tenido miedo a la libertad; al contrario, solo hemos temido perderla, y por ella hemos luchado y lucharemos siempre», dijo.

La presidenta reivindicó la valentía de Madrid, subrayando que «nada nos ha sido nunca ajeno en esta región, no hemos escondido nunca la cabeza, ni hemos mirado para otro lado. Aquí se viene a vivir en paz. Pero también a estar donde pasa lo importante». Y lanzó una propuesta más, que se une a las 47 del discurso de investidura: «Hacer de la Comunidad de Madrid la capital del español en Europa».

Tuvo unas palabras para su equipo, con el que ha llegado hasta aquí. Sus nueve consejeros, que no se enteraron de sus cometidos hasta el mismo viernes, en el hemiciclo de la Asamblea y cuando ella ya había sido elegida presidenta con el voto mayoritario de la Cámara. La noche anterior recibieron un enigmático mensaje de Ayuso, que algunos no supieron interpretar, en el que les animaba a seguir trabajando.