Kiosko y Más

Paseíllo triunfal de la presidenta por la Puerta del Sol: «Isabel, salva a España»

Díaz Ayuso dejó a sus invitados y salió a la calle a saludar a cientos de seguidores

P. CERVILLA

La Isabel más castiza, la tabernaria, la política popular, que se sienta en las terrazas de las calles de Madrid a saludar a los vecinos, no podía olvidarles en su segunda toma de posesión. Así que, finalizado el acto oficial, dejó aparcados a todos los cargos que acudieron a respaldarla en la Real Casa de Correos, a las autoridades municipales y autonómicas, y salió a la calle, a la Puerta del Sol, a saludar a su gente. Allí le esperaban cientos de admiradores, llegados de todos los puntos de España, para vitorearla y, por supuesto, hacerse fotos con ella.

«¡Salva a España!», le decían, mientras recorría toda la línea de la plaza acordonada por la Policía, donde se situaba un público paciente y entusiasta. «¡Isabel la Católica!», le gritaba un seguidor, al tiempo que le decía: «Soy de Cataluña, pero me encantas». El siguiente en lanzarle piropos afirmaba, tras hacerse una foto con ella, que «he cumplido un sueño». «Mira Estrella –comentaba una madre a su hija– la Ayuso», al tiempo que le paraba para hacerse el correspondiente selfi. Antes Isabel Díaz Ayuso se había tomado otras instantánea con un perrito mientras recordaba a su Bolbo, el labrador que ayer «se quedó en casa, después de darme la mañana».

Cuando ya se retiraba, tras el baño de multitudes, la gente le seguía gritando: «¡No tengáis miedo, ¡no se puede tener miedo!» y «tú sí que vales, de aquí a La Moncloa». Pero la palabra que más se escuchó en su recorrido triunfal entre sus vecinos fue «gracias». «Gracias por haber abierto los bares», le repetían.

Dentro de la Real Casa de Correos se quedó el glamur de la política, al que tan ajeno parece de vez en cuando la presidenta, quien se emocionó «por dentro», dijo, al verse rodeada de su familia, de su madre, de su ahijado y de su sobrino Juan de 17 años, «el de los pelos rizados hacia arriba, lo que se lleva ahora», comentaba Ayuso. Y, por supuesto, de sus amigos, Alberto y Antonio, que le ayudan a preparar sus discursos y con los que habla de política.

Allí también se quedaron los expresidentes regionales Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz Gallardón, Cristina Cifuentes y Ángel Garrido. «Me ha hecho mucha ilusión que vinieran», comentaba la presidente. Del PP también la acompañaron Ana Pastor, vicepresidenta segunda del Congreso; la vicesecretaria de Organización, Ana Beltrán; el de Territorial, Antonio González Terol; Elvira Rodríguez, vicesecretaria Sectorial, y el alcalde de Madrid, José Luis MartínezAlmeida, entre otros. Junto a a todos ellos, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, que estuvo saludando al portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, y a su mujer, Rocío Monasterio, portavoz en la Asamblea regional.

El diseño del traje

Del Gobierno solo estuvo la delegada en Madrid, Mercedes González; y del PSOE, la portavoz en la Asamblea, Hana Jalloul, así como la líder de Más Madrid, Mónica García. Ciudadanos, que hace años compartía protagonismo con el PP en este acto, solo estuvo representado por la vicealcaldesa, Begoña Villacís.

El invitado más buscado de la mañana fue la nueva pareja sentimental de la presidenta. Su equipo ni confirmó ni desmintió si estaba entre el público: «No lo conocemos», era la lacónica respuesta cuando los periodistas preguntaban si había acudido a la Real Casa de Correos. Fue la incógnita del día, tanto como el nombre de la diseñadora del vestido de Ayuso, quien se limitó a comentar que «me gusta el color rosa, porque los tonos claros no me sientan bien. Soy muy pálida».

MADRID

es-es

2021-06-20T07:00:00.0000000Z

2021-06-20T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282638920543230

Vocento