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«Nos afecta más la falta de turistas que la caída de las ventas de mascarillas de tela»

Las tiendas específicas se han visto abocadas al cierre, mientras que las de ‘souvenirs’ las ofertan en menor cifra

AITOR SANTOS MOYA MADRID

Desde que el Gobierno endureciera los requisitos de fabricación de las mascarillas de tela, obligando a los comerciantes a poner a la venta solo los productos de este material que garanticen una eficacia de filtración mayor al 90 por cien, son pocos los ciudadanos que pasean por Madrid atusados con prendas sanitarias de diseño. Esta circunstancia, implantada meses atrás, fue la puntilla de un negocio surgido de la necesidad que vive hoy sus horas más bajas. Ni siquiera el anuncio de Pedro Sánchez de retirar el uso obligatorio de las mascarillas en exteriores a partir del sábado 26 de junio sorprendió a los comerciantes de las tiendas de ‘souvenirs’, alicaídos desde el inicio de la pandemia por la falta de turistas; y de los establecimientos específicos, cerrados en su mayoría por la notoria pérdida de clientes.

«Echamos de menos a los turistas», advierte un tendero de la calle de la Montera, que aún mantiene un pequeño expositor de mascarillas de tela. ‘Personaliza tu mascarilla con tu foto, logotipo, música, personas, equipo, bandera... Con tejidos hidrófugos, antibacterianos y homologados. Y te la hacemos al momento’, reza el letrero, sobre varias filas de muestras con símbolos de la ciudad y equipos de fútbol como el Real Madrid, Atlético y Barcelona. Al otro lado de la Puerta del Sol, en Carretas, otro dependiente tiene claro que no va a dejar de vender mascarillas, pese a las trabas gubernamentales. «Si las tengo aquí es porque sigue teniendo salida», incide, sin dejar de mostrar su disconformidad con los citados cambios en la normativa de homologación. «Las nuestras tienen doble tela y cuentan con todo en regla», añade, antes de que suene la musiquita del móvil y tenga que frenar en seco su explicación.

Cambios de homologación

Las tiendas que resisten con las mascarillas de tela en su catálogo se han adaptado, hasta el punto de que en Chueca apenas se ven algunas expuestas con los colores de la bandera arcoíris. Los establecimientos abiertos directamente durante la crisis sanitaria para dispensar unidades de diseño son otra de las grietas que han dejado los vaivenes de la época actual. En la calle del Almirante (en el distrito de Centro), un cartel de ‘Se alquila’ luce en la puerta de Breathe On 95, cerrada por su dueño ante la falta de ingresos. «La inauguré hace un año y justo acabo de cerrarla», dice el que fuera su propietario, en conversación telefónica con ABC.

Este emprendedor, que prefiere salvaguardar su identidad, trabajaba en la hostelería antes de acogerse a un ERTE. Para reinventarse, decidió apostar sus ahorros al negocio de las mascarillas de tela. Un envite arriesgado que funcionó durante los primeros meses. «Pero la campaña que hizo el Gobierno para concienciar a la población de que solo servían las FPP2 fue todo un varapalo», protesta, consciente de que él ya ofertaba productos bajo la homologación de la Unión Europea.

En la mejor época llegó a ingresar unos 3.000 euros al mes. Después, esa cifra se redujo a 2.000 hasta que el anuncio del Ministerio de Consumo hizo que los clientes cayeran en picado. Fue la gota que colmó el vaso. Ahora, ha cambiado las mascarillas por piezas de acero, que oferta en una joyería por la zona de Príncipe Pío. «He perdido mucho dinero, pero espero que esta vez me vayan mejor las cosas», suspira resignado.

Desde la Confederación de Comercio de Madrid (Cocem) no creen que el fin de la imposición de portar mascarilla en espacios al aire libre tenga mucha incidencia entre sus asociados. En la misma línea que los tenderos de los locales de ‘souvenirs’, su presidente, Armando Rodríguez, considera que el principal obstáculo de estas tiendas responde al descalabro del turismo en los últimos tiempos.

MADRID

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2021-06-20T07:00:00.0000000Z

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