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El dilema moral del científico que alertó de la transmisión del coronavirus: «Sufrí mucho»

Este investigador holandés fue el primero en advertir de que se podía convertir en una pandemia Thijs Kuiken Investigador y revisor científico

R. SÁNCHEZ

«Sabía que esa información debía ser conocida lo antes posible, aunque debía guardar secreto»

La historia de esta pandemia, que gracias a las vacunas se va dejando poco a poco atrás, está tejida por muchos héroes anónimos, cuya intervención salvó discretamente miles de vidas desde el anonimato de las UCI (Unidades de Cuidados Intensivos), los tanatorios, las residencias de ancianos, pero también desde los despachos y desde los recovecos de ese complejo sistema sobre el que se edifican los avances de la ciencia. Este es el caso de Thijs Kuiken, profesor de Patología Comparativa y revisor de artículos científicos. De camino a casa desde la oficina, el 16 de enero de 2020, comenzó a leer en el tren un artículo que aspiraba a publicarse en ‘The Lancet’. Lo que leyó le puso los pelos de punta y quedó situado ante una disyuntiva moral: o cumplía con su trabajo o se jugaba su reputación para advertir al mundo. —En ese momento, todos pensábamos que el coronavirus era transmitido por los murciélagos. Usted era consciente de la importancia de ese artículo: el virus se transmitía de persona a persona.

—En el caso de los virus que se transmiten de animales no humanos a seres humanos, los denominados virus zoonóticos, es importante saber si se transmiten posteriormente de un ser humano a otro. Para los virus que no lo hacen, como el virus de la gripe aviar altamente patógena H5N1, el número de casos está restringido a personas que tienen contacto directo o indirecto con animales infectados y, por lo general, el número total de casos humanos es relativamente bajo. Sin embargo, si el virus es capaz de propagarse eficientemente de un ser humano a otro puede producirse una epidemia a gran escala o incluso una pandemia. Por lo tanto, la conclusión de ese manuscrito, que contenía la primera prueba de la propagación de persona a persona del SARS-CoV-2, el virus del Covid, era tremendamente importante. —Investigadores de la Universidad de Hong Kong habían estudiado el caso de una familia de Shenzhen que había viajado a Wuhan y se había contagiado pese a no haber visitado el mercado de Wuhan. Usted tenía en sus manos la demostración de que el virus se transmitía entre personas. ¿Cuál fue su primera reacción? —En primer lugar consternación por leer pruebas de transmisión de persona a persona, así como información sobre la infección asintomática y la infección con síntomas gastrointestinales en lugar de respiratorios. Eso lo cambiaba todo. También emoción, por ser uno de los primeros en leer sobre ello, y una gran preocupación porque esta información era de una importancia crucial. Sufrí mucho decidiendo cómo actuar.

—Se enfrentó a un dilema profesional y moral.

—Sí, mi dilema era que, por un lado, un revisor se compromete muy estrictamente a no compartir la información del manuscrito con otras personas o instituciones antes de que sea publicado. Pero, por otro lado, sabía que esa información debía ser conocida lo antes posible por las autoridades de salud pública.

—¿Y qué sucedió después? —Puedo relatar mi propio papel en lo que sucedió después, pero no mucho sobre lo que hicieron los demás. Yo decidí actuar. Llamé por primera vez al editor el viernes 17 de enero a primera hora para preguntarle si la revista o los autores harían pública la información de inmediato. Esa tarde incluí en mi revisión escrita del manuscrito una petición a los autores para que hicieran pública la información ese mismo día. Al día siguiente (18 de enero), la información aún no era pública y pedí consejo y ayuda para contactar con el editor jefe de ‘The Lancet’. No pude y contacté con Maria van Kerkhove de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a quien informé. El manuscrito se publicó en ‘The Lancet’ el viernes siguiente (24 de enero).

—Su decisión concedió un tiempo precioso a las autoridades sanitarias y salvó muchas vidas. ¿Cree que es necesario reformar la normativa? —A finales de enero de 2020, muchas revistas firmaron el compromiso de hacer pública esta información de inmediato. Esto habría marcado una gran diferencia en el caso del artículo en cuya publicación participé. —Este próximo otoño, ¿cuáles son las claves científicas para combatir la pandemia?

—No soy la persona más indicada para marcar estrategias. Sin embargo, creo que además de mitigar el efecto de Covid-19, tenemos que tomar medidas para reducir el riesgo de una pandemia futura abordando las causas subyacentes.

SOCIEDAD

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2021-09-18T07:00:00.0000000Z

2021-09-18T07:00:00.0000000Z

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