Kiosko y Más

USA ante el mar de China

El área del mar de China. Ahí es donde los grandes juegos estratégicos van a pasar a jugarse

GABRIEL ALBIAC

¿ DE qué nos habla la crisis de los submarinos australianos? De un negocio fallido: negocio inmenso, puesto que el contrato con Francia roto por Australia era uno de los más colosales de las últimas décadas. Tanto como para que Francia amague la ruptura con dos de sus aliados básicos. Nota del ministro de exteriores: «Por encargo del presidente de la República, he decidido el inmediato retorno de nuestros embajadores para evacuar consultas… Esta decisión excepcional está justificada por la gravedad excepcional de los anuncios efectuados el 15 de septiembre por Australia y los Estados Unidos». El coste de los doce submarinos franceses era de 31.000 millones de euros. Un golpe económico duro. Y un desprestigio aún más grave.

Pero no sólo Francia sale malherida. En paralelo con la sustitución de los submarinos convencionales franceses por los nucleares estadounidenses, el miércoles se anunció la creación de una alianza militar indo-pacífica, la Aukus, que agrupará a Australia, Reino Unido y los Estados Unidos en un «proyecto para defender la paz y la estabilidad en toda la región» y reforzar la coordinación de «inteligencia» y «capacidades submarinas». La inmediata expresión de su disgusto por un gobierno chino a quien no preocupaba gran cosa la compra de los submarinos franceses pero sí la de los norteamericanos, además de ahondar la devaluación gala, pone en evidencia –si es que eso era necesario– contra quién habrá la nueva Aukus de «defender la paz y la estabilidad» en el área del mar de China. Porque ahí es donde los grandes juegos estratégicos van a pasar a jugarse.

Hace tres decenios que todos los analistas lo saben: los decenios que lleva Europa naufragando en la irrelevancia geopolítica. Desde 1949, la OTAN fue, para los Estados Unidos, una inversión carísima pero aún más rentable. Su presencia bloqueó primero la expansión de una URSS, para la cual anexionarse la Europa occidental hubiera sido un paseo sin la presencia militar americana. Y forzó, en la propia URSS, un estallido del gasto armamentístico que fue clave para su final bancarrota. Tras la caída del muro, en 1989, la lógica de esa inversión americana en territorio europeo desapareció. Al tiempo que poner freno al ascenso chino pasaba a ser prioritario. La salida de Gran Bretaña de la UE allanó los últimos obstáculos: junto a Australia y contando con la aquiescencia de los países asiáticos que se sienten amenazados por China –Vietnam en primer lugar–, los Estados Unidos pueden garantizarse una base operativa para su flota mucho más interesante que este Mediterráneo que nada pinta ya en el ajedrez mundial.

Eso está en juego. No hay ninguna sorpresa. Todo estaba anunciado. Pero, a pesar de ese anuncio, Europa siguió sin ejército. Y puede ser que esta vez no haya ejército norteamericano que acuda a salvarla.

OPINIÓN

es-es

2021-09-21T07:00:00.0000000Z

2021-09-21T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281642488311582

Vocento