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«Es devastador, incontrolable, solo puedo sentarme y rezar»

Un centenar de casas han sido engullidas ya por la lava del volcán de La Palma que se ralentiza en su avance imparable hacia el océano El volcán entró en erupción el domingo. No deja daños personales, aunque sí cuantiosas pérdidas económicas y evacuacion

Por LAURA BAUTISTA

Viviendas y carreteras arrasadas por lenguas de lava, vecinos desplazados, nubes de dióxido de azufre que cubren la isla de La Palma y el volcán no se aplaca

El volcán de La Palma avanza hacia el mar, en un espectáculo fascinante a la vez que aterrador que mantiene a todos los vecinos en vilo. La colada de lava fluye a aproximadamente un kilómetro por hora hacia la zona de La Bombilla, donde encontrará su destino con el mar. La isla crecerá por primera vez en 50 años, un proceso natural de las islas volcánicas que ha dejado más de un centenar de viviendas enterradas bajo seis metros de lengua de lava.

Ya son 5.500 los vecinos que están evacuados, las últimas han sido 40 viviendas en Tazacorte. Se torna interminable la espera para quienes rezan por sus casas, sus fincas, sus cultivos y sus animales. Más de 300 negocios agrarios han quedado sepultados bajo el magma, el trabajo de toda una vida de muchos, las ilusiones de otros, en un espectáculo histórico y emocionante que ha logrado clavar los ojos de medio mundo en Cumbre Vieja, al sur de la isla. El control lo efectúan un total de 472 efectivos, entre Policía Nacional, Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias (UME), además de miembros de Protección Civil, Policía Local, personal propio de los ayuntamientos afectados y Cruz Roja.

Toneladas de azufre

La lluvia de ceniza cubre el asfalto de las principales vías de El Paso, y los Llanos de Aridane donde arrasa todo a su paso, con tres lenguas de magma y 20.000 toneladas de azufre. Entre las cenizas, el aire irrespirable y las casas calcinadas, la colada sigue ganando terreno, mientras los pájaros de la zona se comportan de forma extraña. El rugido constante del volcán se suma a los desprendimientos de la misma lengua de lava, que cae desde su parte alta rompiéndose en pura incandescencia.

La lava se ha adueñado de todo hasta Todoque, donde vive Mila Burbidge. Ella no quería marcharse de su casa, allí tiene su hogar y su terreno. Mila y su marido son alemanes, pero hace años que viven en La Palma, una isla que adoran. Está «muy nerviosa», confiesa, porque no le dejan regresar a casa, no tiene segunda residencia y lleva consigo a su perro chihuahua. No sabe si aceptarán al animal en el albergue de emergencia habilitado en El Fuerte, donde se ha centralizado la evacuación. Su marido está desalojado también, pero sin transportín no podía reunirse con él junto a su mascota.

«No me esperaba esto», dice con los ojos llorosos. «Primero el coronavirus y ahora esto». Se lleva las manos a la cabeza. No ha comido pero tampoco tiene hambre, tiene el estó

mago encogido por los nervios. Mila quiere quedarse cerca de El Paso, lo más cerca posible, y aunque se lo suplica a quienes la atienden en el campo de fútbol del municipio, ella misma sabe que no es seguro. «Mi vecino me dijo esta mañana que su casa y la nuestra no tienen daños, aunque la lava ha pasado muy cerca». «Todo va a salir bien», le dice uno de los voluntarios del Ayuntamiento, y sonríe, aunque en su mirada se nota que está a punto de romper en llanto.

Los expertos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) aseguran que la energía liberada por las nueve bocas de este nuevo volcán de la ‘isla bonita’ tuvo un repunte muy alto en la hora de la erupción, a las 15.10 horas del domingo, pero desde ese momento ha ido bajando, dando una tregua a los temblores. José Luis Pérez, de Las Manchas, es uno de los trabajadores del Ayuntamiento de El Paso que está ayudando a los vecinos y recuerda los temblores del volcán de Teneguía en 1971, cuando él tenía 12 años. «La lava fue benévola» «Temblaba todo, hasta que explotó, muy potente», pero en aquella ocasión «la lava fue más benévola» y «llegó al mar cuando tenía que llegar, pero sin destruirlo todo como esta vez». Hay familias que han perdido no solo su casa, sino la de su hermano, su madre, su tío… «toda la familia». Este está siendo «muy destructivo» acabando con todo lo que encuentra a su paso, «sí,

La explosión de la naturaleza LOS RÍOS DE LAVA SE FRENAN EN SU DESCENSO HACIA EL MAR, PERO SE ABREN CAMINO DEJANDO TRAS DE SÍ CIENTOS DE FINCAS DEVASTADAS Y LA DESOLACIÓN LOCAL DE LOS PALMEROS

cosas materiales que solo son eso, pero eso que se lo digan a quien lo pierde todo». La noche del domingo fue dura y tras ella y apenas sin dormir «me eché a llorar, de los nervios o de la incertidumbre o del cansancio, que sé yo», pero «me rompí», confiesa.

En su casa tiene alojada a su familia, que temerosa, el pasado sábado, cambió su residencia hacia una zona más segura. Para los niños es emocionante, para los mayores, aterrador. «Nos fuimos a comer el domingo mi hermana y yo, tranquilos» y estando en Las Manchas un estruendo les avisó que había llegado la hora de que Cumbre Vieja volviese a despertar. «Un crujido, un temblor muy fuerte», se miraron y lo supieron. Desde ese momento no han parado de trabajar, ayudando a vecinos a trasladarse y a encontrar nuevos alojamientos. «Mis padres llegaron incluso a vivir el volcán de San Juan (al sur de la isla), hoy no están aquí para ver este».

El alcalde de El Paso, Sergio Rodríguez, contaba con ojos vidriosos cómo observaban el avance incombustible del fuego. «Hay vecinos que ya han vivido tres erupciones, pero algunos no, y el temor está ahí, el peligro, no saben qué ocurre y el temor aumenta». Ahora, a la espera, solo queda «sentarse y rezar», afirmó.

El avance se ralentiza

En Tazacorte, la lava se ha comido sus casas y sus barcos tendrán que ir a faenar a kilómetros cuando el magma toque el mar, un hecho que se ha ido ralentizando a medida que se mezclaba con desechos en la superficie terrestre y se montaba, en capas, formando una especie de tapón. La lava estaba al cierre de esta edición sobre el barrio de Taconde, de El Paso. Aún queda la mitad del camino recorrido para llegar al mar. No va a llegar esta noche», explicó al final de la tarde Miguel Ángel Morcuende, director técnico del Pevolca (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias), a pesar de que el presidente canario, Ángel Víctor Torres, tenía esa previsión y la dio a conocer públicamente, provocando la expectación incluso en la zona señalada.

La nube tóxica de emanaciones lo hará impracticable durante meses, según las más optimistas de las previsiones.Mientras, los pescadores se reúnen en el puerto, y charlan sobre el tema, entre risas y preocupación. Sin embargo ahora el puerto de Tazacorte se ha llenado de espectadores, cargados con sus neveras, trípodes y cámaras esperan a la noche para ver cómo la lava se reencuentra con el mar. Esperan que con la oscuridad se vea el avance de este gigante, y ya han preparado una gran velada para asistir a este fenómeno natual. Cielo color rosa al atardecer y luna llena. La espera puede ser larga pero emocionante para ver a la isla crecer medio siglo después.

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2021-09-21T07:00:00.0000000Z

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