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Intrigante mapa de los temores maternales en ‘Distancia de rescate’

La directora Claudia Llosa presenta a competición una película ejemplar

OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE SAN SEBASTIÁN

Resulta reconfortante ver cómo una película acierta en todas las dianas que tiene enfrente, y es el caso de la que ha presentado Claudia Llosa a la competición del festival, ‘Distancia de rescate’, tan certera en tono, fondo y forma, y tan precisa y ejemplar en su adaptación de la novela de Samanta Schweblin, que relata a dos voces una inquietante historia sobre miedos, precauciones, toxicidad ambiental y elementos naturales y sobrenaturales. La directora asume el empleo de la voz en ‘off’ y de un tiempo fracturado y trastocado para contar desde el interior de los personajes una historia que comienza con la agonía de la protagonista y su febril intento de recolocar los hechos que han sucedido. Unos días de vacaciones, una casa entre la tranquilidad de la naturaleza, una madre siempre pendiente de su hija y de esa ‘distancia de rescate’ que le permitiría socorrerla en caso de necesidad, una vecina y también madre de un niño (el otro narrador) cuyo cálculo de esa distancia no fue el correcto…

Claudia Llosa es una cineasta de modales sutiles y que sabe encriptar (o tal vez, desencriptar) la sustancia de un argumento mediante la creación de atmósfera y la obtención de intriga: el encuadre, el punto de vista, las alusiones a las potencias masculinas y femeninas, a los peligros ecológicos, a lo transgénico, a los rituales y a la transmutación impregnan de una grasilla de fiebre, misterio y desvarío cada pliegue de la película, que nunca se deja atrapar con comodidad y sin ese punto de desconcierto del espectador ante lo justo de las explicaciones y lo abundante de las sensaciones. María Valverde y Dolores Fonzi interpretan a esas dos madres con calculada modulación sobre lo que revelan de la complejidad de los sentimientos maternales, de ‘la importancia de los detalles’ y de la presencia de elementos hostiles y externos invisibles como virus. Una película de suspense, no tanto en lo exterior como en lo interior.

No hubo tanta suerte con la película francesa a competición, ‘Vous ne désirez que moi’, de Claire Simon, que no acierta a encontrar o producir el interés en su adaptación al cine de un testimonio literario que debiera tenerlo, el libro que escribió Yann Andréa, el último amante de Margueritte Duras, treinta años más joven que ella, en el que cuenta los detalles y circunstancias de su relación. La puesta en escena consiste en un cara a cara entre una periodista, una grabadora y el narrador, que interpretan Emmanuelle Devos y Swann Arlaud con cierta sosería entre pitillos, paradas de la grabadora y escaso material externo. No es buena la ficción de entrevista, llena de reiteraciones y de tópicos sobre la pasión, la muerte, la homosexualidad de Andréa, las obsesiones de ambos y el genio incomparable de la escritora. Como hay poco que ver y de escuchar uno se cansa, pues ha de manejar el aburrimiento con destreza.

Narración agitada

Y la otra película en competir era la rumana ‘Blue moon’, la primera que dirige Alina Grigore, que se fija en la historia más bien desparramada argumentalmente de una chica joven en el incomprensible ambiente de una familia que se supone que la dirige, manipula y presiona; pero todo es una suposición, como los manejos familiares, que tal vez sean mafiosos, hoteleros, alcahuetes o mangantes. La protagonista, Ioana Chitu, tiene mucha fuerza visual, y su personaje deambula entre lo ambiguo de unos ideales, lo ambiguo de una relación sexual y lo equívoco de una relación familiar. La narración es agitada y nerviosa, y si alguien tiene noticia de lo que en realidad quiere decir ‘Blue moon’ además de lo obvio, desde aquí le animamos a contárnoslo.

CULTURA

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2021-09-21T07:00:00.0000000Z

2021-09-21T07:00:00.0000000Z

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