José Luis Ábalos se ha abonado al voto telemático: el jueves, optó por esta vía para contribuir con su ‘sí’ a la convalidación parlamentaria del decreto ministerial que recorta los ingresos de las centrales nucleares, hidroeléctricas y algunas renovables. No nota demasiado el calor de la bancada. Ayer, sin embargo, lo encontró por extenso en la Casa de Cultura de Burjassot, en Valencia, donde en torno a un centenar de delegados socialistas le tributaron una suerte de homenaje disfrazado de cena de partido.

La convocatoria no ha gustado nada en Ferraz, singularmente a la vicesecretaria general, Adriana Lastra, convencida de que el exministro no se ha implicado lo suficiente en la organización del 40º Congreso Federal del PSOE que, durante este fin de semana, debe apuntalar la égida del sanchismo precisamente en Valencia. En esta provincia, el hoy presidente del Gobierno comenzó su ‘maratón’ personal de reconquista de la formación con actos que el propio Ábalos le organizó en poblaciones como Xirivella, Sueca y Mislata. Era el año 2016 y Ábalos acababa de obtener la secretaría provincial en virtud de su pacto con Ximo Puig. Ahora, expulsado de la órbita orgánica y con la presidencia de la comisión de Interior en el Congreso como premio de consolación, tendrá que guardar las formas en este cónclave.

Su intención es comparecer por la mínima: asistirá a la inauguración y la clausura del Congreso. Tendrá también que tomar parte en una comunicación por videoconferencia (grabada) sobre memoria democrática organizada por el equipo de prensa del PSOE. Además, se le ha reservado un sitio preferente junto a algunos de sus predecesores en el cargo y otras viejas glorias del partido. La cena celebrada ayer estuvo participada por el coro que ha crecido en el socialismo valenciano a la sombra permanente de quien ha sido borrado del mapa sanchista pero mantiene el carné del PSOE desde 1981.

El distante Puig

Cuando, el pasado 10 de julio, fue defenestrado, Ábalos tenía previsto participar en su ciudad en un acto de afiliaciones que el propio Sánchez se encargó de suspender. En las jornadas sucesivas, recibió las llamadas de, entre otros, Pablo Iglesias, Irene Montero, Alberto Núñez Feijóo y todos los presidentes autonómicos socialistas salvo dos: la presidenta navarra, María Chivite, y el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig. Ayer, pocos (ninguno) de los asistentes a la cena guardaban afinidad con el actual secretario general del PSPV, distinguido por la organización con la presidencia del 40º Congreso Federal. Empezando por el homenajeado.