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Víctimas y verdugos

Bildu se negó ayer a condenar el asesinato de Miguel Ángel Blanco demostrando la enorme falacia que esconde ese disfraz de «hombres de paz», un simple espantajo para evitar la mucha justicia que aún queda por hacer

Con 379 crímenes etarras aún sin resolver, la Guardia Civil abre una puerta para que la Justicia alcance finalmente a las víctimas de ETA que aún no han recibido su amparo. Si, por ejemplo, el cabecilla Kantauri, asesino múltiple, escribió a sus ‘comandos’ para dar prioridad a los atentados contra dirigentes del PP en los noventa, parece evidente su responsabilidad en aquel rosario de concejales muertos. Porque de ellos, de los malos, no cabe esperar ninguna colaboración hacia la verdad, cautivos aún de esa ley del silencio que impera en todas las mafias. Así es más fácil el blanqueo y la imposición de ‘su relato’. Saben quién apretó el gatillo o colocó aquella bomba pero callan porque no están arrepentidos sino solo hartos de estar en la trena y por eso fingen su aflicción en pucheros ‘fake’. Si de verdad sintieran el daño causado, su parte alicuota de responsabilidad en ese turbión de sangre, desenmascararían a los autores de los asesinatos no resueltos. De aquí al aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco volveremos a escuchar cosas que nos helarán la sangre. Ayer mismo, en Pamplona, de donde es el canalla de Kantauri, Bildu se negó a condenar la cobarde salvajada de aquellos días de julio. Moría Miguel Ángel y de ese devastador dolor de todo un país nacía aquel vivificante (aunque luego efímero) ‘espíritu de Ermua’, el momento en el que ETA y su moralmente zarrapastroso entorno se vieron de verdad contra las cuerdas, verdugos que algunos tratan ahora de disfrazar de «hombres de paz».

OPINIÓN

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2022-07-02T07:00:00.0000000Z

2022-07-02T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281741273114946

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