El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol puso ayer fin a su silencio mediático, casi ocho años después de que confesara que había tenido cuentas en el extranjero sin declarar, y lo hizo para defender a su familia, encausada judicialmente, y para hablar también de política.

El histórico líder convergente, que fue entrevistado por Ser Catalunya, aclaró que desde los 14 años ha sido nacionalista, pero no secesionista: «No he sido independentista. Cuando yo estaba en Convergència y venía un joven con la ‘estelada’ siempre le decía que nuestra bandera es la cuatribarrada». «Hemos sido defensores de la identidad de Cataluña, pero siempre habíamos pensado que esto se podía hacer dentro del Estado español», añadió Pujol, que recordó que durante sus discursos no había «nada que hiciese pensar en la independencia». En la misma línea, Pujol lamenta que «el país está triste. Hay mucho desbarajuste. No quiero ser crítico con nadie pero políticamente, es evidente, no acabamos de funcionar bien y España tiene una actitud muy negativa».

Sobre su familia, apuntó: «Ni yo ni en general mis hijos han prevaricado ni nada de esto». Pondría la mano en el fuego, dijo, «por la mayoría de su familia».