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La madera de los talleres de Cremona

Cremona, ciudad de 72.000 habitantes en la región de Lombardía, es famosa por ser escuela de los más célebres constructores de violines: las familias Amati, Guarneri y Antonio Stradivari. En el taller de este último se crearon unos mil violines. Solo unas 600 de las obras maestras de Stradivari sobreviven hoy, todas muy apreciadas tanto por los grandes coleccionistas como por los artistas.

Cabe destacar que Cremona tiene un magnífico Museo del Violín, visitado por unas 100.000 personas al año. Cuenta con unos 150 talleres, además de una escuela con más de 100 inscritos procedentes de una docena de países para aprender el oficio de lutier.

Cremona lucha por mantener su visibilidad, produciendo instrumentos de alta calidad que no están fabricados en serie.

Pero el mercado está siendo conquistado por los chinos. No hay posibilidad de competir con sus precios. En una producción anual en todo el mundo de unos

30 millones de violines, poco más de 5.000 son producidos en Italia. Los chinos, y en parte los polacos, rumanos y estadounidenses, están amenazando la antigua tradición de los lutieres de Cremona.

«¿Por qué pagar más de 10.000 euros por un violín italiano si se puede comprar uno chino por 100 o 200 euros?». La pregunta se la hacía con amargura el gran violinista italiano Uto Ughi, quien estudió con Yehudi Menuhin. Pero la fabricación de violines sigue constituyendo una excelencia italiana. Este país ha perdido el liderazgo en la cantidad, pero no en la calidad, según explica Uto Ughi: «Los mejores instrumentos deben tener las características de la voz humana. Cuando esto sucede, se dice que un instrumento ‘canta’.

Por la belleza del sonido, la producción de los lutieres italianos es sin duda la mejor». Lo saben bien los lutieres de Cremona.

CULTURA

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2022-07-02T07:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/282205129582914

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