Que la ministra Alegría esté loca de contenta con la ‘ley Celaá’ es casi un pleonasmo si nos atenemos a su apellido. Anteayer mismo se esforzó mucho en el Congreso en defender, hasta con asombroso alborozo, los libros de texto nacidos al amparo de los nuevos temarios que, por decreto, encumbran el credo sanchista, negando de paso cualquier atisbo de «adoctrinamiento» en las nuevas materias a estudiar por los chavales. Alegría solo perdió la sonrisa y el alborozo cuando le mostraron las fotos de los libros de texto con el puño, la rosa y la foto de Sánchez para ilustrar la importancia de la democracia fetén y los valores cívicos fundamentales. Mal día eligió la ministra, en cualquier caso, para mostrar ese júbilo cuando aún colea en los colegios de La Rioja, región de mando socialista, la resaca de los cuadernillos distribuidos en los centros públicos y concertados para que los niños de 3 a 10 años se entretengan repasando en el verano lo aprendido en el curso. En esos cuadernillos se afirma que «apostamos por la educación en igualdad y para construir un futuro socialista». Las cosas claras, sin circunloquios, medias tintas o zarandajas. Por derecho y desde la más tierna infancia, así, tal y como suena, que desde los manuales de Formación del Espíritu Nacional (FEN) del franquismo no se ha dado un ejemplo tan claro de adhesión inquebrantable a una facción política en la escuela. Y nada de letra de imprenta en estos cuadernillos socialistas, qué va, todo el mensaje imitando una caligrafía infantil para que a los chavales no les suene a una cosa «de los mayores». Mi mamá me mima, y el PSOE, más.

Desde el PSOE riojano negaron en un principio que se persiga adoctrinamiento alguno a los críos y que el único objetivo era despertar en ellos «el interés por descubrir las profesiones de futuro eliminando el sesgo del género». Lo del logo y las siglas del PSOE en el cuadernillo no terminaron de explicarlo, hasta que luego, tras la zapatiesta formada, pidieron perdón cuando el envío masivo a los colegios públicos y concertados ya no tenía vuelta atrás.

De la misma manera que el partido en el Gobierno parece que persigue convertir el socialismo en único y hegemónico en los cuadernillos infantiles riojanos, en algunos de los nuevos libros de texto para toda España –marcados de manera indeleble con el espíritu y temario de Alegría– nos encontramos con Platón y Aristóteles (hablamos del siglo IV antes de Cristo) reducidos a dos «machistas» de manual o con una exaltación de la Leyenda Negra en la que los autores se refocilan vituperando al pasado histórico de España, llenándolo de barro. Y, cómo no, con una conversión de la II República en una arcadia democrática y feliz pese a los 21 estados de prevención, los 23 estados de alarma, los 18 estados de guerra, las más de 5.000 huelgas y los dos golpes de Estado (el del 34 participado por el PSOE), amén de los 2.225 asesinatos por motivos políticos solo hasta el 18 de julio de 1936. Alegrías, por tanto, las justas.

Con el logo y la sigla del PSOE llegaron los cuadernillos a colegios públicos y concertados