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Corazones rotos

Padecemos un déficit de autoamor y la vida nos sacude con imprevistos terribles que nos llevan al abismo de la confusión

RAMÓN PALOMAR

SU corazón roto busca alivio, consuelo, una explicación a la cual aferrarse porque no entiende nada. La separación le ha generado la ansiedad del perdedor y él siempre fue un triunfador. Que le dejasen plantado le ha sumergido en un trastorno permanente y cuando acude hasta mi morada buscando cariño, charla y también una copa que actúa de salvavidas provisional en su naufragio, procuro alargar mi semblante para adquirir ese aire frailuno que despierta las confesiones del prójimo. Y el truco, tan barato, funciona. En esas ocasiones basta con escuchar su desdicha, o fingir que escuchas, pues no es raro que, entre su atropellado discurso, la pinza se te vaya. No importa, basta con susurrar de vez en cuando mientras cabeceas mansurrón (ojo, el cabeceo es aquí muy importante) un simple «ajá», un sentimental «seeehhh» o un enérgico «pues ya te digo», esto último sólo cuando pretendes demostrar que estás ahí, a su lado, en ese tan doloroso trance.

El patrón de las separaciones suele repetirse pero ellos creen que lo suyo es único porque todos nos sentimos especiales. Es el egoísmo de la condición humana. Aún así, en medio de la vulgaridad que destilan tales situaciones, de vez en cuando surge la perla que te golpea y entonces das por bien empleado el tiempo que perdiste. «¿Sabes lo que te digo?», y yo cabeceando mientras componía ojos de cordero degollado. «Pues… pues que tengo que aprender a quererme más… Mi problema es que no me quiero lo suficiente y tengo que quererme más». Esto de querernos más, y no piensen en prácticas onanistas, por favor, me descolocó. Pero recordé que, en los últimos tiempos, circula por doquier esa milonga. Oh, ah, tenemos que aprender a querernos más, sí. O sea que, nosotros mismos padecemos un déficit de autoamor y por eso la cruel vida nos sacude con imprevistos terribles que nos trasladan hacia el lóbrego abismo de la confusión. Será mi lado simplón, pero con alcanzar dignamente el fin de mes me conformo. Lo de quererme más lo aparco en la lista de tareas pendientes.

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2022-07-02T07:00:00.0000000Z

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