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Pensar en lo siguiente

Barcelona va mal porque tenemos mucho talento pero somos idiotas

SALVADOR SOSTRES

HE conocido a Antonio Bachour. Este año ha vuelto a ser elegido el mejor pastelero del mundo. Yo de dulces no entiendo pero a los que Dios hizo a mano sé verlos a la primera. Antonio viaja 300 días al año. Enseña, aprende, crea. Cuando tú crees que está pensando en algo, está ya pensando en lo siguiente. Las ideas surgen, las retiene un instante, algunas se desvanecen y otras toman cuerpo. No te quedes siempre en la misma empresa, sobre todo cuando empieces. En tus primeros diez años ten por lo menos a siete maestros. Aprende y vete. Fórmate. Lee. No todo se puede alcanzar sólo trabajando.

Dos horas con un genio bastan para entender que el talento es inútil sin inteligencia y que la inteligencia siempre acaba atrayendo talento. Barcelona va sobrada de talento y su gran carencia es la inteligencia. Cualquier buena idea se pone bajo sospecha. Madrid es rápida, vivaz, inteligente y de todas partes va llegando el talento. Nadie te pregunta de dónde eres ni de dónde sale tu dinero.

Hace unos meses Bachour creó un pastel para celebrar el día de la patrona de mi ciudad y algunos pasteleros locales le dijeron que «uno de fuera» no tenía que ir a enseñarles nada. Hicieron el ridículo. Y pronto se dieron cuenta pero en lugar de pedir disculpas insistieron en su escenificación auto degradante. No son inteligentes y es una lástima, porque son buenos pasteleros. Pero nunca pasarán de aldeanos de boina y cabra. Esto has de saberlo: siempre habrá pobres. Pero no porque siempre habrá desigualdades sociales, sino porque siempre habrá idiotas.

La inteligencia es lo esencial y por eso en Barcelona nos va tan mal. Tenemos mucho talento pero somos idiotas. Con su talento o con el tuyo, un tipo inteligente no va a quedarse nunca sin una buena idea, ni sin saber qué hacer con ella. El talento se tiene o se compra porque la inteligencia siempre sabe distinguir un buen negocio. Pero sin mercado no hay arte. Lo que no se vende no es brillantez incomprendida ni genialidad en un mundo de patanes. Lo que no se vende es lo que ha hecho uno que no es inteligente. El argumento de que la cultura no tiene que someterse a la oferta y la demanda, ni puede medirse su valor por su precio, es el principio de la mediocridad. Es el principio de la Barcelona grafitera y okupa, insegura, en que los turistas son una molestia y los referentes son los manteros, los imanes que predican la destrucción de Occidente y los antisistema.

Antonio Bachour es el mejor pastelero y el mejor empresario. Sus pasteles son buenos, sus ideas son mejores. Es lo mismo que en los artículos. Escribir bien es pensar bien, y que te lean. Un artículo ha de contener ingredientes de sustancia y de estrategia de venta. Escribir bien es tomar al lector de la mano y no soltarlo hasta la última palabra. Todos somos tenderos. Todos y siempre vendemos, salvo los que en lugar de comerciar con su leche y su queso, violan a la cabra y cuando la Policía les encuentra dicen que se han enamorado.

OPINIÓN

es-es

2022-09-29T07:00:00.0000000Z

2022-09-29T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281625309180022

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