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Draghi tiende la mano a Meloni y firma el borrador de la ley de presupuestos

►La prensa italiana habla de un «pacto» entre ambos sobre temas como Ucrania o la OTAN, que el primer ministro saliente ha desmentido

ÁNGEL GÓMEZ FUENTES CORRESPONSAL EN ROMA

Mario Draghi seguirá siendo una reserva para el país transalpino, porque es sin duda la personalidad italiana con más prestigio y credibilidad internacional. Desde hace semanas se han sucedido las voces que han destacado la existencia de una especie de «tutela» o garantía de Draghi en relación con la líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, ante las cancillerías europeas. El diario ‘La Reppública’ tituló así en su primera página de ayer: «El pacto Meloni-Draghi». En el subtítulo afirmaba que «débil en Europa, la líder de la derecha encuentra la ayuda del primer ministro. En cambio acepta tres condiciones: Ucrania, OTAN y deuda exterior».

Según el diario italiano, Meloni confía en Draghi como ‘paraguas’ o garante ante Bruselas y las cancillerías europeas, y citando fuentes diplomáticas de Bruselas, París y Berlín, ha escrito: «El primer ministro en funciones se ha puesto en contacto con Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Ursula von der Leyen dando garantías sobre la líder de Hermanos de Italia. Y tranquilizando a los grandes países de la Unión Europea sobre los tres pilares que guiarán la acción del futuro Gobierno: apoyo a Ucrania, lealtad a la OTAN y no hacer estallar la deuda pública, para tenerla bajo control. Son tres condiciones –añade el diario– que Draghi le planteó previamente a la líder de Hermanos de Italia. Y que Meloni se ha comprometido a aceptar».

Se trataría, en definitiva, de un «pacto» entre Draghi y Meloni. Pero el primer ministro en funciones, como ha hecho en otras ocasiones en que ve utilizado su nombre, ha desmentido la información del diario con este comunicado de Palacio Chigi, sede de la jefatura del Gobierno: «El primer ministro no ha hecho ningún pacto ni se ha comprometido a garantizar nada. El primer ministro mantiene contacto regular con interlocutores internacionales para discutir los principales informes de la agenda y mantiene su compromiso de permitir una transición ordenada, en el contexto de unas correctas relaciones institucionales».

La realidad es que Draghi le está dando una mano a la primera ministra ‘in pectore’. La ayuda extraordinaria que ayer mismo le dio Draghi, como le había pedido Meloni, fue el borrador de la ley de presupuestos para el año próximo, firmado por el expresidente del Banco

Central Europeo, listo para ser enviado a Bruselas. Fue aprobado por el Consejo de Ministros y ha sido definido como una ley de presupuestos «rigurosa», como lo deseaba también Meloni.

Tras el Consejo, Palacio Chigi informó en un comunicado que «la economía italiana ha registrado seis trimestres de crecimiento superior a las expectativas; las perspectivas ahora resultan menos favorables por el aumento de los precios de la energía, inflación y situación geopolítica. Para el año en curso el crecimiento previsto del PIB es de +3,3%. Sin embargo, para el año próximo se ralentizará hasta el +0,6%, para luego volver a subir hasta el +1,8% en 2024 y +1,5% en 2025». Añade el comunicado que la relación deuda pública-producto interior bruto en este año se reducirá hasta el 145,4%, desde el 150,3 en que se situó en el 2021.

Nuevo clima político

Por el momento, Italia registra un nuevo clima político. Se ha rebajado la tensión, tras la enconada y agresiva campaña electoral. Meloni da marcha atrás y se ‘come’ algunas frases lanzadas en el pasado. Una cosa es la campaña electoral, otra muy distinta tener que gobernar en una situación de grave crisis económica, con obligaciones y dependencias ineludibles internacionales. «Se le acabó el recreo a la Unión Eu

ropea» con Italia, había advertido Meloni en campaña electoral, para advertir a Bruselas que con el nuevo Gobierno del bloque de derechas en Roma se iniciaba una nueva etapa, en la que ella exigiría «menos centralismo y más subsidiariedad».

Otra advertencia mandó a Francia y Alemania, la de «romper los riñones» al eje París-Berlín, para señalar que «defenderé los intereses en Bruselas como ellos hacen». Archiva esas promesas, y lo mismo tiene que hacer con lo que hasta ahora eran palabras amables hacia el primer ministro Orbán, hasta el punto de votar en el Parlamento europeo contra la condena a Hungría por considerarla una democracia en riesgo. Está por ver si todo ello es agua pasada. De momento, Meloni sabe que la terrible situación económica le da muy poco espacio para un cambio radical en la política italiana en sus relaciones con Europa.

INTERNACIONAL

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2022-09-29T07:00:00.0000000Z

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