Ian, un huracán de gran potencial catastrófico, atravesó ayer parte de la península de Florida (EE.UU.), en una de las peores tormentas sufridas por este estado, muy expuesto a estos fenómenos meteorológicos. El huracán tocó tierra a las 15.05, hora local, (21.05 en España), en Cayo Costa, que forma parte de una barrera de islas a pocos kilómetros de la costa. Arrastraba vientos sostenidos de 241 kilómetros por hora, lo que le convertía en un huracán de categoría 4, según la escala Saffir-Simpson. Pero lo hacía casi con la violencia de un huracán de categoría 5, la máxima, que son aquellos con vientos sostenidos a partir de 252 kilómetros por hora. En los treinta últimos años, solo dos huracanes han tocado tierra en EE.UU. con categoría 5 –ambos en Florida–, lo que da una idea de la fortaleza de la tormenta.

«Es uno de los cinco peores huracanes en la historia de Florida», lamentaba ayer por la tarde el gobernador del estado, el republicano Ron DeSantis. Según los cálculos de los meteorólogos, Ian es el huracán que entra con más violencia por la costa oeste de Florida, la que mira al golfo de México, en la historia, empatado con Charley, en 2004. Ian llegaba a EE.UU. después de haber asolado regiones al oeste de Cuba, donde dejó sin electricidad a toda la isla. Poco después de entrar en Florida, más de 1,3 millones de personas estaban sin luz en el estado, en una situación que solo empeorará con el avance del huracán. Ayer faltaban horas para evaluar los daños y la factura humana que puede dejar el huracán. Ian había provocado inundaciones en Key West, la punta occidental de cayos en el sur de Florida,

y en amplias zonas de la costa suroeste de la península. Entre otros lugares, en Fort Myers, Sanibel Island o Punta Gorda, el lugar por el que Ian desembarcó en la península de Florida. En varios de los condados más afectados, las autoridades establecieron toques de queda desde la tarde de ayer hasta la mañana de hoy, para evitar que los vecinos salgan de casa y pongan en riesgo tanto a ellos mismos como a los equipos de rescate.

Según el Centro Nacional de Huracanes, Ian estaba «azotando la península de Florida con subidas del nivel del agua, vientos e inundaciones catastróficos». Las subidas llegaron hasta los 3,6 metros en algunas zonas, mientras que en Naples, uno de los grandes centros turísticos de la región, se batió el récord de nivel del agua –alcanzado hace cinco años con el huracán Irma–, que se quedó casi dos metros por encima de la pleamar.

A la espera de la factura en víctimas provocadas por Ian, la primera muerte relacionada con el huracán se registró en primer lugar lejos del ojo del huracán, en el condado de Martin, en la costa este, donde una persona que limpiaba los escombros provocados por el desbordamiento de una laguna fue encontrada muerta sobre el agua.

Mucho más trágico podría haber sido un evento ocurrido en los cayos, donde cuatro emigrante cubanos consiguieron nadar hasta la isla de Stock después de que su barco se hundiera. Según la Guardia Costera, había otros 23 inmigrantes desaparecidos. Todos abandonaron Matanzas, en el norte de Cuba, la semana pasada, antes de que llegara Ian, con la intención de llegar a la costa de EE.UU. cuando antes.

«El impacto va a ser enorme», advirtió el gobernador del estado, el republicano Ron DeSantis, antes de que Ian hiciera presencia en el estado. «Esto no va a ser un calvario de 48 horas», dijo sobre los efectos persistentes del huracán, que pronosticó que sería «trágico de muchas maneras».

Una de ellas podrían ser inundaciones gigantescas en la costa noreste de Florida, en las inmediaciones de Orlando, hacia donde ayer por la noche se dirigía el huracán a paso lento, batiendo Florida con vientos algo menos fuertes, pero todavía de gran peligrosidad.