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Gay Talese: «Los periodistas tienen que estar dispuestos a ser demonizados como traidores»

► Luis Enríquez, consejero delegado de Vocento, conversó con el padre del nuevo periodismo

BRUNO PARDO PORTO MADRID

La jornada ‘Ecos de futuro’, con la que Vocento celebró su vigésimo aniversario, se cerró con un plato especial. En la pantalla, de pronto, Gay Talese, leyenda viva del periodismo, nombre propio en la historia de este oficio, autor de piezas memorables como ‘Sinatra está resfriado’ y libros imprescindibles como ‘Honrarás a tu padre’ y ‘La mujer de tu prójimo’, entre muchos otros. Un mito histórico con el que Luis Enríquez, consejero delegado de Vocento, charló hace unos días en Nueva York, en una entrevista de la que se proyectó un resumen de veinticinco minutos (el domingo se emitirá la versión ampliada en ABC.es y en el resto de cabeceras de Vocento) y que fue una forma de reivindicar la tradición, que siempre es innovadora. «Vocento clausura su vigésimo aniversario, ‘Ecos de futuro’, y lo hace con un tipo de 90 años. Pues sí. Gay Talese habla del pasado, denuncia el presente y solo hace propósito de mostrarnos futuro. Porque como dijo Jorge Fernández Díaz, el futuro vuelve», explicó Enríquez desde el atril, después de presentar a Talese como el más brillante autor de la generación más brillante del periodismo.

En su primera pregunta, Luis Enríquez evocó el libro ‘The Kingdom and the Power’, en el que Talese cuenta una reunión en la que se discute si el ‘New York Times’ debe publicar una noticia sobre unos documentos que demostraban una inminente invasión norteamericana de la bahía de Cochinos, en Cuba. Finalmente, la información no se publicó para no comprometer la estabilidad del país. «¿Qué es más importante, la seguridad nacional o el derecho de la gente a saber?». «Hablando como parte de la gente que quiere saber, yo creo que el derecho de la gente a la información debe estar por encima de la así llamada seguridad nacional. Pero la pregunta es: ¿quién determina lo que es seguridad nacional? Hay abogados, burócratas y gente del Gobierno que demasiado a menudo hablan de alta seguridad cuando en realidad no se trata de alta seguridad, sino de proteger sus propios privilegios», respondió el periodista, que lucía atuendo de siempre: traje de tres piezas, corbata dorada, pañuelo de seda y zapatos hechos a mano. Ni a sus noventa años renuncia a la elegancia, él, hijo de un sastre y una modista.

La conversación, en gran medida, fue una defensa de la libertad de expresión. «El periodismo debe ser independiente del Gobierno. Los periodistas tienen que estar dispuestos a ser demonizados como traidores a su país. Quizá los mejores periodistas deberían ser traidores».

«¿Tiene la impresión de que los periodistas tienen hoy más intimidación y presión que lo que tenían antes?» «Sí, lo creo. Tenemos una percepción distorsionada de lo que consideramos aceptable o políticamente correcto. Ahora mismo tenemos un conflicto sobre cómo el comportamiento de una persona va a afectar el derecho de esa persona a ser escuchada o su derecho a publicar o a ser actor o ser un músico. A veces, la nacionalidad de la gente es tan provocadora que una soprano rusa no puede cantar en el MET de Nueva York, una de las mejores sopranos del mundo no la permiten que cante aquí… A veces me pregunto si los libros que he publicado o los artículos que he escrito cuando era joven serían publicados hoy en día». Y después: «Te aseguro que si estuviera diciendo lo te estoy diciendo a ti ahora no estaría en la televisión. Y eso está mal. Debería ser posible que yo pudiera decir estas cosas en la televisión americana, la “tierra de los hombres libres y de los valientes”... No somos tan valientes en este país».

Sobre su trayectoria, Talese afirmó que él siempre quiso trabajar para un periódico, pero no para «escribir noticias»: «Quería escribir historias que fueran reales, verificables y exactas. Quería escenas, diálogos, monólogos internos. Quería ser un escritor de historias cortas, de historias sin ficción». También dijo que «el periodismo local es tan importante porque todo el periodismo es local». Y que el periodismo deportivo es el más honesto. ¿Por qué? «Porque ven lo que están escribiendo. Si eres un corresponsal de guerra, tú no ves la guerra. Obtienes información a través del departamento de relaciones públicas del Pentágono o de un agencia de noticias. No ves la guerra. Pero en deportes, estás ahí, en el campo de juego».

Un luchador

Luis Enríquez citó algunos de los últimos hitos de la no ficción, como ‘No digas nada’, de Patrick Radden Keefe, o ‘La ciudad de los vivos’, de Nicola Lagioia. «¿Crees que estos autores serán capaces de vivir de su profesión tal y como usted hizo con “Honrarás a tu padre” o “La mujer de tu prójimo”?» «Si tienen la determinación y son fuertes y están dispuestos a sufrir lo harán. (...) A veces, los actores han de trabajar como camareros en un restaurante o los escritores como conductores de taxis y escribir en su tiempo libre porque no hacen suficiente dinero para el editor, porque no llegan a ser ‘best sellers’. Quizás lo sean algún día, pero al principio no lo son. Y ahí es cuando entra la perseverancia que ves en los grandes atletas o en los grandes actores que van a audiciones y siempre son rechazados hasta que al final consiguen un papel. Un escritor tiene que ser un luchador, creer en sí mismo cuando nadie más lo hace. Los grandes escritores a veces no son descubiertos hasta después de su muerte, por desgracia».

Última pregunta: «¿Se arrepiente de algo en la vida?» «Nunca he hecho nada de lo que me sienta avergonzado en mi vida profesional. En mi vida personal he hecho muchas cosas de las que debería sentirme avergonzado. Pero quizá no me avergüence lo suficiente». Y para rematar: «Sé que he hecho cosas inmorales para conseguir una historia. Soy un adúltero confeso (...) He escrito muchas veces sobre gente mezquina. He escrito recientemente sobre un voyeur, un tipo desagradable, que no sabe por qué se hizo ‘voyeur’. He invadido la privacidad de la gente, porque quería estar con el ‘voyeur’. Yo mismo soy un ‘voyeur’, creo que todos los periodistas somos unos ‘voyeurs’… Pero como escritor quise ver el demonio de su interior. Quise escribir sobre ese demonio. El demonio en mí, también».

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2022-09-29T07:00:00.0000000Z

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