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Jamie Lee Curtis: «Las redes han desatado al monstruo que todos llevamos dentro»

► La actriz se despide de la saga ‘Halloween’ 44 años después de su debut junto a Myers

LUCÍA M. CABANELAS MADRID

A su madre le bastaron una ducha y una sombra para dar el grito más escalofriante de la historia del cine, pero Jamie Lee Curtis (Santa Mónica, 1958) emprendió a ciegas, sin consejos, su camino hacia el infierno en el pueblo ficticio de Haddonfield. «Uno no se puede entrenar en un grito así porque nadie chilla nunca de ese modo en la vida real. No sabía qué iba a hacer, pero salió a la primera», recuerda la actriz, hija de Janet Leigh y Tony Curtis, imitando los saltos que dio para poder jadear antes de su primer berrido en ‘Halloween’. Sería el primero de muchos, después de un juego del gato y el ratón que ha durado más de cuatro décadas, con cambio de director, reparto y hasta línea temporal, pero siempre con ella.

Jamie Lee Curtis no tenía a Alfred Hitchcock como su madre pero sí a John Carpenter cuando debutó en la gran pantalla, en 1978. También a un asesino psicópata que, en lugar de travestirse como Norman Bates, usaba una careta demacrada. Madre e hija fueron víctimas de un hombre y su cuchillo, aunque sus destinos fueron bien diferentes: Leigh murió en un suspiro, en apenas 40 minutos de metraje; Curtis, avezada en el arte de quedarse sin aliento desde que gritó por primera vez con 20 años, lleva 44 escapando de Michael Myers.

Una vida escapando

Con tablas de sobra después de casi una decena de películas de la exitosa saga, ya no se esconde del villano, la relación más duradera de su vida, pero sigue sin aficionarse al género. «No me gustan las películas de terror pero haría otra si fuera con Guillermo del Toro, me encantaría», dice mientras repite, como un mantra, el nombre del cineasta mexicano, por si el director de ‘El laberinto del fauno’ fuera a aparecerse con una propuesta de trabajo igual que un demonio se manifiesta si alguien repite tres veces el nombre de Verónica delante de un espejo.

Pura energía, la estafadora de ‘Un pez llamado Wanda’ arrasa con todo a su paso. Sale al encuentro de un reducido grupo de periodistas descalza y ella, que ha tenido que acostumbrarse a correr en la piel de su personaje Laurie Strode, se queja de la tiranía del estilismo, esa que le obliga a llevar «ridículos tacones altos» aunque no se le vean. A sus 63 años, Curtis ya no está para fingimientos, los enseña en la mano y avisa: «Imaginad que vengo en tacones, pero en realidad voy a estar descalza». También viste un traje de chaqueta, cómo no, de color rojo escarlata... como la sangre que se derrama en ‘Halloween: el final’, el desenlace, probablemente definitivo, de su interminable grito de socorro, que llegará el 14 de octubre a las salas de cine. Recuerda la actriz, pionera de los papeles femeninos curtidos que prefieren enfrentarse a sus demonios a huir de ellos, que en una de las escenas que grabó el primer día de rodaje, el 1 de marzo de 1978, ya salía Michael Myers, al acecho. La última, en ‘Halloween: el final’, fue, precisamente, ‘despidiéndose’ del asesino en serie. En esta ocasión, el primer plano es de ella.

Solo puede quedar uno

En la película, dirigida de nuevo por David Gordon Green –«un precursor», al que incluso llama por teléfono en mitad de la charla para hacerle una pregunta–, solo puede quedar ella o Michael Myers. «Cuando la saga iba a cumplir veinte años quise matarle, pero me dijeron que legalmente no podíamos», reconoce.

Desde entonces, muchas cosas han cambiado. El miedo, ahora, responde a cuestiones metafísicas –«las personas que han sufrido hacen sufrir a otros»– y ya casi no se entiende sin humor, quizás, junto a Curtis, lo único capaz de doblegarlo. «La vida siempre ha sido difícil, no existen episodios de la Historia donde no haya habido conflictos», asegura, revolviéndose contra la tendencia nostálgica que lo envuelve todo: «No me gusta hablar de los viejos y buenos tiempos; hay cosas que han sido mejores y otras que han sido peores». De lo que no se siente orgullosa es de la histeria colectiva que imbuye a la sociedad, del mismo modo que el odio, causado por el miedo, corroe y envenena a los asustados vecinos de Michael Myers. «Las redes sociales han desatado al monstruo que todos llevamos dentro. Se supone que eran un instrumento para conectarnos entre nosotros y darnos acceso a ideas a las que no podíamos acceder, pero se han convertido en algo muy, muy, muy, muy peligroso», cuenta la intérprete a ABC.

Como un susto detrás de una puerta, Jamie Lee Curtis asegura que la vida cambia en los dos segundos que no ves venir y que lo que haces en ese momento determina el resto. «Eso es lo que ha significado Laurie para mí y se aplica a todo –lo dice en castellano– en mi vida». Y pone un ejemplo: «Vi una foto de un hombre en la revista ‘Rolling Stone’ y le dije a mi amiga Debra Hill, guionista de ‘Halloween’: ‘Uy, me voy a casar con ese señor’. Y sucedió. Fue hace 38 años y seguimos casados, con dos hijos. ¿Cómo puede pasar? ¿Cómo es posible?», cuenta. Vivir en una larga escena de cine es algo solo al alcance de Jamie Lee Curtis.

«No me gusta hablar de los viejos y buenos tiempos; hay cosas que han sido mejores y otras que han sido peores»

CULTURA

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2022-09-29T07:00:00.0000000Z

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