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La soledad no deseada

El viejo, que es el oficio que seremos, no se contempla en las bondades del IRPF

ÁNGEL ANTONIO HERRERA

ESTAMOS en lo alto de la tómbola de los impuestos, que mejorarán a ricos o pobres, según, pero se nos va orillando, entretanto, el viejo, que igual tiene tesorería, o no, pero es un proyecto de enfermo, con lo que ahí se anuncia ya una angustia, y un precipicio, y un desafío. El viejo, que es el oficio que seremos, no se contempla en las bondades del IRPF, porque en una sociedad del escaparatismo, la nuestra, entre Instagram y la estulticia, el viejo directamente no existe. Y no existe para el político, mayormente. Íñigo Errejón, que a menudo es un desvelado cabal, ha puesto a volar el otro día el riesgo de que los viejos padecen soledad no buscada, con lo que reúnen dramas y dolencias, depresión y farmacopeas. Y de pronto van y se mueren. Porque lo que pasa con un viejo que está solo es que una madrugada no le llega la mano a pillar el frasco de la pastillería que salva. No existe, en rigor, la soledad no buscada, porque la soledad que no se busca es una lejanía de la que no se vuelve, donde la nostalgia es una atmósfera homicida y en cada hora cabe la nada del domingo. «Con todo mi camino, a verme solo», resolvió un día César Vallejo la existencia. Más o menos por ahí va la cosa, y tampoco quiero agriarles a ustedes el jueves, que es día prometedor, pero la soledad está ahí como un mal interior, que de pronto se pone a pasear por la casa, y entonces se comprende que colocarse un termómetro es un atletismo, acaso imposible, y que el Samur es la Virgen María. No creo que vayan a hacerle ni mucho ni poco caso a Errejón, pero su iniciativa debiera cundir con alegrías, porque no incluye voltaje político ni cursilería progre sino pura y dura advertencia de la vida que pasa, de la vida que no pasa. Otro poeta, Caballero Bonald, arriesgó que la soledad le libraba de estar solo. Aquí sí se dice de la soledad benéfica, nutricia y necesaria del hombre. Obviamente está en la punta contraria de la soledad no deseada, que es el eufemismo de la orfandad. De cada diez españoles, dos la padecen. Cuesta ver que hay ahora mismo quien reserva un adiós para despedirse de nadie. Cuesta, pero urge verlo.*

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2022-09-29T07:00:00.0000000Z

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