La ministra de Igualdad, Irene Montero, aseguró que la ley del ‘solo sí es sí’ introduciría un «marco normativo estable, predecible, integrado, claro y de certidumbre». Y que, además, facilitaría el «conocimiento y comprensión y, en consecuencia, la actuación y toma de decisiones» . Estas afirmaciones constan así en el preámbulo de la ley de garantía integral de la libertad sexual, donde Montero también incluyó que su proyecto pretendía «garantizar el principio de seguridad jurídica». Justo lo contrario de lo que ha terminado sucediendo.

«Una buena regulación»

El citado preámbulo continúa subrayando que la ley era coherente «con el resto del ordenamiento jurídico, nacional y de la Unión Europea», pese al claro conflicto en el que ha acabado entrando con el marco penológico anterior. En la misma línea, Irene Montero también aseguró que su ley se adecuaba «a los principios de buena regulación» y que a la hora de elaborar el texto, su ministerio actuó de acuerdo «con los principios de necesidad, eficacia, proporcionalidad, seguridad jurídica, transparencia y eficiencia».

Sin embargo, durante el trámite del anteproyecto, Igualdad desoyó advertencias del anterior ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y de los órganos consultivos. Tanto del Consejo de Estado como del Consejo General del Poder Judicial y el Consejo Fiscal. Igualdad, además, ocultó al Congreso información relevante sobre los 71 informes que fueron emitidos sobre las distintas dudas que tuvo el anteproyecto, aunque tanto la Ley del Gobierno como la Ley de Transparencia le obligan a remitirlos.

En cuanto a las posibles alternativas al texto que resultó aprobado, Igualdad negó que existieran. «Se logra así la máxima seguridad jurídica, al evitar la dispersión normativa sin renunciar a la inclusión en el ámbito objetivo de la norma de conductas que pese a no figurar en el Código Penal, constituyen violencia sexual», señala la memoria de la ley. Hoy, sin embargo, resulta evidente que el texto terminará siendo reformado y que, por tanto, el marco penológico podía haber sido otro.