En Javier Lambán, líder regional del PSOE y presidente de Aragón desde junio de 2015, los bandazos son una constante. Tanto, que ha hecho del zigzag una seña de identidad. Es capaz de defender lo uno y lo contrario con un puñado de horas de diferencia, declararse firme defensor de la Corona y republicano convencido; envolverse en la bandera de España y gobernar en coalición con quienes cuestionan la Constitución del 78 (Podemos) y abogan por la autodeterminación (la Chunta); criticar al Gobierno por ser «pusilánime» con el independentismo y a la vez defender que dialogue con él, con cesiones incluidas; oponerse a los indultos a los cabecillas del golpe secesionista de Cataluña y, a los pocos días, elogiar a Sánchez por su «buena voluntad» al concederlos; cerrar filas con el sanchismo para no oponerse a la supresión del delito de sedición y, al mismo tiempo, apurado por el horizonte electoral, decir que no comparte la eliminación de ese tipo penal... La lista suma y sigue.

Sanchista y antisanchista «Lealtad» al líder

El último episodio de ese cúmulo de contradicciones del zigzagueante Lambán lo protagonizó hace solo unos días: en cuestión de horas, pasó de despreciar el liderazgo de Pedro Sánchez a proclamar su «lealtad» al líder del sanchismo, bandazo verbal en el que medió una llamada telefónica de atención desde la cúpula nacional del PSOE. La reprimenda fue obvia pero, para rematar otro zigzag frente a lo evidente, Lambán trató de exhibirse digno al afirmar que no admite órdenes, que se corrigió porque quiso, no por la llamada de marras.

Delito de sedición Sí y no al mismo tiempo

El pasado 10 de noviembre, en las Cortes de Aragón, el PSOE de Lambán unió sus votos a sus socios autonómicos de Podemos, IU y los soberanistas de la Chunta para tumbar una iniciativa del

PP contraria a la supresión del delito de sedición pactado por Sánchez con los secesionistas catalanes. Pero al día siguiente, ante la contestación social que el asunto genera en toda España, Lambán dijo estar «en contra de la reforma del delito de sedición» y pedía «armar» al Estado frente a intentonas separatistas. Para tratar de justificar su contradicción, dijo que la víspera se había negado a votar en las Cortes de Aragón en contra de suprimir la sedición porque «jamás aceptaré lecciones del PP».

Indultos En contra, pero a favor

El 17 de mayo de 2021, un mes antes de que el Gobierno de Sánchez indultara a los cabecillas del golpe separatista de Cataluña de 2017, Lambán ponía el grito en el cielo: «Están en la cárcel por delitos muy graves» y, «para que se conceda el indulto a alguien es preciso que se arrepienta, y estos señores no solo no se han arrepentido sino que han dicho que cuando puedan lo volverán a repetir». Pero, cuando tocó votar mociones para rechazar esos indultos, el PSOE de Lambán votó sistemáticamente en contra en el Ayuntamiento de Zaragoza, en la Diputación de Zaragoza y en las Cortes de Aragón. Para rematar, el 25 de junio de 2021, tres días después de que el Gobierno consumara los indultos, Lambán elogió a Sánchez por concederlos movido por su «buena voluntad». Y una consejera de su Ejecutivo regional, Maru Díaz (Podemos), aplaudió los indultos para facilitar «un proceso de pacificación con Cataluña».

Gobernar con Podemos De renegar a abrazarse

Lambán fue uno de los que forzaron la caída de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE en 2016, cuando se planteó gobernar junto a Podemos y apoyado por el independentismo en vez de abstenerse para facilitar un Gobierno del PP de Rajoy. Sin embargo, dos años y medio después, Lambán se abrazó a Podemos para mantenerse en el poder y tejió el cuatripartito que gobierna la región desde entonces: PSOE, Podemos, la Chunta y el PAR.

Nacionalistas Socio del soberanismo

El presidente aragonés y líder regional del PSOE acostumbra a buscar titulares en la escena mediática nacional proclamando su españolismo de forma recurrente. Pero, al mismo tiempo, lleva ocho años gobernando Aragón con la Chunta, que en sus programas defiende «el derecho de autodeterminación del pueblo aragonés», la «naturaleza plurinacional del Estado y el derecho a decidir de sus naciones», y que Aragón sea una «nación federada» a España. En sociedad con este soberanismo, el PSOE de Lambán aprobó en 2018 la Ley de Actualización de los Derechos Históricos de Aragón, que al año siguiente tumbó el Tribunal Constitucional por vulnerar la soberanía nacional. El texto hablaba del «carácter originario» e «imprescriptible» de los derechos históricos de Aragón, que además sostenía que eran «anteriores a la Constitución y al Estatuto de Autonomía», por lo que este territorio –decía– «ostenta en el Estado español y en la UE un espacio jurídico, político y cultural propios que deberán reivindicarse y reconocerse».

Sánchez y Cataluña Recetas al gusto

En septiembre de 2021, cuando Pedro Sánchez decidió poner en marcha la polémica ‘mesa de diálogo’ con la Generalitat separatista, Javier Lambán declaró: «Tiene todo mi apoyo para intentar buscar salidas al conflicto que plantea el independentismo catalán». En diciembre de 2018, sin embargo, calificó al Gobierno de Pedro Sánchez de «pusilánime» con los separatistas, a la vez que aseguraba que «se ha demostrado hasta la saciedad que es imposible el trato ni la transacción con el independentismo, que solo cabe combatirlo».

La Moncloa y sus socios

Acostumbra a presumir de españolismo, pero lleva ocho años gobernando con nacionalistas y aprobó una ley soberanista que fue declarada inconstitucional

«Por fin presidente»

El líder regional del PSOE y presidente aragonés pasó de considerar disparatado un Gobierno de Pedro Sánchez con Podemos y el apoyo de los independentistas a aplicarse esa fórmula en su favor en Aragón para mantenerse en el poder en cuatripartito con Podemos, los soberanistas de la Chunta y el PAR. Después, cuando Pedro Sánchez fue investido presidente con el concurso de los independentistas, Lambán se felicitó de ello: «Enhorabuena a Pedro Sánchez, por fin presidente tras ganar dos veces el PSOE las elecciones. Tiene todo mi apoyo», escribió Lambán en Twitter el 7 de enero de 2020. Año y medio antes, el aragonés había dicho que el independentismo es «el disolvente más letal de la democracia» y una amenaza directa a «la paz y a la convivencia».