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¡Viva el Estado!

La mejor táctica con Pedro Sánchez es dejarle hablar, hacer, deshacer, para que se cueza en su propia salsa

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

ESTUVE nueve años en Alemania y otros veinticuatro en Estados Unidos cubriendo como corresponsal la actualidad política, económica y social bajo gobiernos muy distintos y situaciones muy complejas. Pero ni en uno ni otro país escuché a su máximo dirigente un canto tan apasionado al estatalismo y un ataque tan furibundo al liberalismo –empezando por no llamarle así, sino neoliberalismo, con t ono despectivo– que el pronunciado por nuestro presidente del Gobierno ayer en el Senado.

Su intervención fue una loa sin fin de los beneficios que trae poner en manos del Estado la entera vida nacional, desde la economía a la sanidad, pasando por la educación, la vivienda, las relaciones territoriales y las internacionales, y una condena categórica de los males que trae dejarlas en manos privadas. Apuntando a lo que ha pasado en España desde que los españoles encargaron a los dos grandes partidos tanto sus vidas como sus haciendas. Y Pedro Sánchez no sería el que es si no hubiera atribuido al Partido Popular todos los males que han caído sobre nosotros, mientras él emerge como el paladín del progreso y la convivencia. Olvidando el calamitoso estado en que su predecesor en l a presidencia y compañero de partido dejó el país, y también el hecho de que, cuando se aproxima el fin de su primer mandato, está al final de las estadísticas de paro y de déficit, por citar sólo dos de los asuntos más preocupantes, por no hablar de que tiene el Gobierno más grande, el mayor número de asesores y los compañeros de viaje que se ha buscado para llevar el país.

Vimos y oímos al Pedro Sánchez más genuino, más arrogante, más desafiante, más demagogo y, sobre todo, más mentiroso. Aunque admitió que algunas cosas de la vida no van todo lo bien que deberían ir, las atribuyó a errores que le dejó la derecha, sin admitir ni un solo fallo, incluido el clamoroso del ‘solo sí es sí’ y anunciando que tiene la fórmula para ello. A medio camino entre el barón de Münchhausen y Pinocho, es capaz de decir una cosa y la contraria sin pestañear.

Alberto Núñez Feijóo estuvo esta vez más preciso y convincente al señalar que sus cuentas son las de la lechera, que no salen, y ofreciéndole sus votos para que no tenga que seguir mintiendo para seguir en La Moncloa. No se los va a aceptar, al haber adoptado el programa de la extrema izquierda, que lleva a la bancarrota, y de los independentistas, que lleva al desguace de España. ¿Cree sus propias mentiras? Mi idea es que no cree en nada y va sorteando los escollos según van surgiendo. La mejor táctica con Pedro Sánchez es dejarle hablar, hacer, deshacer, para que se cueza en su propia salsa. Se me dirá que está poniendo en peligro el país. Sí, pero a farsante no hay quien le gane.

OPINIÓN

es-es

2023-02-01T08:00:00.0000000Z

2023-02-01T08:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281642489314866

Vocento