Los fabricantes de vehículos europeos agrupados en ACEA enviaron ayer una carta a la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y los embajadores de los Estados miembros ante la Unión Europea reclamando que los objetivos climáticos no sean «antirrealistas», así como una respuesta comunitaria a la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos y el plan Made in China 2025 del gigante asiático.

Desde esta asociación, que preside Luca de Meo, CEO de Renault, reclaman para el futuro inmediato que la industria «refuerce su posición en la escena global» en un sector en tránsito hacia los motores eléctricos, donde la UE representa el 19,4 % del mercado global de vehículos de pasajeros, EE.UU. el 19,3 %, Suramérica el 4,2 % y Asia el 52 %.

El presidente de ACEA pidió a los legisladores que sean conscientes de la auténtica realidad del sector, ya que «nuestra industria ha tenido durante mucho tiempo una ventaja competitiva a través de la cadena de valor del motor de combustión y este ya no es el caso con los vehículos eléctricos». En este sentido ha declarado que «el apoyo de las autoridades locales y nacionales ha sido masivo y aún sigue creciendo en China y Estados Unidos», los principales competidores de las fábricas europeas en este mercado.

De Meo afirmó que «a través de la Ley de Reducción de la Inflación vemos a Estados Unidos estimulando a su industria en la transición verde, mientras que el enfoque de Europa es regular la industria, a menudo de manera no sincronizada».

El directivo explicó que la realidad en Europa es que «el 50% de los puntos de recarga se concentran en dos países, Países Bajos y Alemania; los coches eléctricos son más caros y nos obligan a los fabricantes a abandonar el segmento de los coches más pequeños». Según la patornal, la propuesta Euro 7 sobre emisiones contaminantes, por ejemplo, impone restricciones «poco realistas a la industria» e incluso ralentizaría el impulso hacia la descarbonización en su opinión. «Cumplir con Euro 7 traería aumentos de costos que podrían disuadir a los clientes de comprar estos coches eléctricos nuevos» , advirtió ayer Luca de Meo, que perfiló las posibles consecuencias. «Esto podría extender la vida útil de la flota y los automóviles más antiguos, con mayores emisiones, permanecerían más tiempo en las carreteras».