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Plantar más árboles reduciría las muertes por exceso de calor urbano De junio a agosto de 2015, las ciudades

▶ El 4% de los fallecidos por altas temperaturas en Europa se debe al sobrecalentamiento de las ciudades ▶ Según ISGlobal, aumentar hasta el 30% la superficie verde evitaría un tercio del exceso de mortalidad

DANIEL FERRAN

El estudio analiza el efecto de las llamadas ‘islas de calor’ en las urbes por la mayor densidad y superficies impermeables

Más del cuatro por ciento de las muertes que se producen en las ciudades europeas durante los meses de verano se deben a las islas de calor urbanas, según un estudio publicado en ‘The Lancet’ liderado por el instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). El concepto isla de calor hace referencia a las altas temperaturas que se registran en determinadas ciudades por su escasa cobertura de vegetación, mayor densidad de población y por tener superficies impermeables como los edificios o el asfalto.

El mismo informe, basado en datos de 2015, determina que un tercio de estas muertes podrían evitarse si las ciudades alcanzasen una cobertura arbórea del 30%. En España, por ejemplo, ciudades como Barcelona cuentan con un 8,4% de densidad de árboles, Madrid un 9,4% y Málaga, la que más, un 15,7%. Valencia tiene un 7,4 7%, Sevilla un 5,44%, Murcia un 10,31%, Palma de Mallorca un 8,03% y Bilbao un 9,52%. A nivel europeo, de las 93 ciudades analizadas, únicamente Berlín (Alemania) con el 33,8%, y Oslo (Noruega) con el 36,42% cumplen con ese ‘ideal’ de superficie mínima verde para reducir fallecimientos. En la franja más baja están las ciudades griegas de Atenas y Tesalónica, con el mismo porcentaje del 3,26%.

Impacto en la salud mental

El estudio recuerda que, con más árboles, además, se reducen los problemas de salud mental, se mejora el funcionamiento cognitivo y se atenúan los efectos del cambio climático. Según Tamara Iungman, una de las autoras de la investigación, si no se actúa antes, el calentamiento gl obal «provocará en las próximas décadas una mayor intensificación de las islas de calor urbanas». Iungman alerta del impacto de ello, junto el aumento de población en las urbes, sobre la sanidad y la salud global.

«Las predicciones basadas en las emisiones actuales revelan que las enfermedades y muertes relacionadas con el calor se convertirán en una carga mayor para nuestros servicios de salud en las próximas décadas», sentencia en declaraciones a ABC la investigadora del ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa.

El equipo internacional liderado por Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, estimó las tasas de mortalidad de l as personas mayores de 20 años residentes en Europa durante el verano de 2015. Para ello, recopilaron los datos sobre las temperaturas diarias rurales y urbanas de cada ciudad y su entorno. En primer lugar, estimaron la mortalidad prematura simulando un escenario hipotético sin isla de calor urbana. En segundo lugar, estimaron la reducción en temperaturas que se obtendría aumentando la cobertura de árboles hasta el 30% –porcentaje recomendado en otros estudios en los que hay evidencia de una mejora para la salud a partir de ese volumen–, así como las muertes que podrían evitarse. «Nuestro objetivo es informar a los responsables de las administraciones locales de las ventajas de integrar zonas verdes en todos los barrios para promover entornos urbanos más sostenibles, resilient es y saludables » , explica Nieuwenhuijsen.

«Jardines verticales»

En esta misma línea, Iungman insta a «implementar jardines verticales y desincentivar el uso del transporte privado» para disminuir la temperatura en los núcleos urbanos. Pintar las paredes de colores más claros que no absorben tanto el calor es otra de las medidas que se plantean. Aun así, los aut ores apuntan sobre todo a l a «necesidad de preservar y mantener los árboles que ya hay» porque son un recurso valioso que tarda mucho tiempo en crecer.

Los resultados muestran que, de junio a agosto de 2015, las ciudades fue

ron en promedio 1,5 grados más calurosas que sus áreas periurbanas. Debido a esta diferencia, 6.700 muertes prematuras pueden atribuirse al aumento de las temperaturas urbanas, lo que representa el 4,3% de la mortalidad total durante los meses de verano y el 1,8% de la mortalidad durante todo el año.

De estas muertes, un tercio (2.644) podrían haberse evitado aumentando la cubierta arbórea mencionada anteriormente alcanzando hasta un 30% del espacio urbano, con lo que se reduciría la temperatura. En general, las ciudades con mayores tasas de exceso de mortalidad por calor se encontraban en el sur y el este de Europa, siendo estas las que más se beneficiarían de un aumento de la cubierta arbórea.

«La vulnerabilidad al calor cambia de una ciudad a otra en función de varios factores. Comprender los beneficios de políticas como el aumento de la cubierta arbórea puede ayudar a fundamentar las medidas para reducir los riesgos y prevenir muertes evitables, especialmente con el cambio climático» , argumenta por su parte Antonio Gasparrini, profesor de Bioestadística y Epidemiología en la London School of Hygiene & Tropical Medicine (Lshtm) y uno de los autores del estudio.

‘Regla 3-30-300’

De alguna forma, el estudio presentado ayer complementa el dado a conocer, también por ISGlobal, relativo al impacto de los espacios verdes urbanos en la salud de las personas, y que apunta a la llamada regla ‘3-30-300’ de espacios verdes. Es decir: que todas las personas puedan ver al menos tres árboles desde su casa, que haya un 30% de cobertura arbórea en su barrio y que no se viva a más de 300 metros del parque o espacio verde más cercano. La regla fue propuesta por el silvicultor urbano Cecil Konijnendijk y es ampliamente promovida por muchos otros silvicultores y planificadores urbanos.

Los resultados de la investigación revelaron que el cumplimiento de la citada regla se asoció claramente con una mejor salud mental, un menor uso de medicación y menos visitas al psicólogo, aunque sólo para esta última dimensión la asociación fue estadísticamente significativa. Concretamente, los espacios verdes residenciales, pero no la vista de árboles desde la ventana o el acceso a un espacio verde importante, se asoció de forma estadísticamente significativa con una mejor salud mental.

Los datos recogidos en el estudio, realizado sobre una muestra de 3.145 personas del área de Barcelona, indican que sólo el 4,7% de la población encuestada cumplía con la regla de espacios verdes. Algo más del 43% de las personas participantes tenían al menos tres árboles en un radio de 15 metros desde su casa, el 62,1% tenía un espacio verde importante en un radio de 300 metros y el 8,7% vivía en una zona con suficiente verdor circundante.

«Hay una necesidad urgente de proporcionar más espacios verdes a la ciudadanía. Quizá tengamos que desenterrar el asfalto y plantar más árboles, lo que no solo mejorará la salud, sino que también reducirá los efectos de la isla de calor y contribuirá a la captura de CO2» , señala Nieuwenhuijsen, autor tanto del estudio presentado ayer como el ahora citado. «Cualquier iniciativa que lleve a una ciudad más verde supondrá un paso adelante» , concluye.

SOCIEDAD

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2023-02-01T08:00:00.0000000Z

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https://lectura.kioskoymas.com/article/282093460880946

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