En su primer discurso del viaje a República Democrática del Congo (RDC), en los jardines del espectacular ‘Palais de la Nation’, antigua residencia del gobernador general belga, el Papa denunció ayer que superado «el colonialismo político, en África se ha desatado un ‘colonialismo económico’ igualmente esclavizador».

Con palabras duras, el Papa censuró que «el veneno de la avaricia ha ensangrentado los diamantes» de la República Democrática del Congo, un país «abundantemente depredado» de sus recursos, tanto que «los frutos de su propia tierra son ‘extranjeros’ para sus habitantes».

La expresión «diamantes de sangre» se atribuye a la venta de estas piedras preciosas para financiar la guerrilla. «No toquéis a la República Democrática del Congo, no t oquéis a África. Dejad de asfixiarla, que no es una mina a la que explotar ni una tierra que saquear», desafió el Papa Francisco ante los líderes del país y el cuerpo diplomático.

Paradójicamente, la causa de la pobreza de RDC son sus ricos yacimientos de cobre, uranio, cobalto, oro y coltán, y sus inmensas minas de diamant es, l ocalizadas en t erritorios dominados a la fuerza por rebeldes, en los que trabajan en régimen de semi esclavitud personas de todas las edades. Aunque el país es el cuarto productor mundial de diamantes, el 70% de los congoleños viven por debajo del umbral de pobreza y según el Banco Mundial sobreviven con poco más de 2 dólares al día.

El Pontífice lamentó también que los países «económicamente más avanzados cierren los ojos, los oídos y la boca» ante esta tragedia. «Mirando a este pueblo, se tiene la impresión de que la comunidad internacional casi se haya resignado a la violencia que lo devora. No podemos acostumbrarnos a la sangre que corre en este país desde hace décadas, causando millones de muertos sin que muchos lo sepan. Que se conozca lo que está pasando aquí», solicitó.

Francisco mencionó el «genocidio olvidado» que está atravesando RDC, pues en las últimas tres décadas han fallecido diez millones de personas en la zona del Kivu, en el Este del país. La región es un avispero que se contienden 130 milicias. Actualmente, ni el Gobierno ni los 15.000 soldados desplegados por la ONU logran garantizar la seguridad de su población civil. La milicia armada M23, apoyada por Ruanda, controla los accesos a la ciu

«Después del colonialismo político, se ha desatado un ‘colonialismo económico’ igualmente esclavizador», afirma el Pontífice

dad de Goma; la milicia islámica ugandesa ADF, que originalmente combatía al Gobierno de Uganda, asesinó este fin de semana a otras 15 personas.

Naturalmente, el obispo de Roma dio las gracias también a países y organizaciones que promueven proyectos de «crecimiento integral y no de asistencialismo». «Proporcionan una ayuda sustancial, contribuyendo a combatir la pobreza y las enfermedades, defendiendo el estado de derecho y promoviendo el respeto de los derechos humanos», subrayó.

Escuchaba satisfecho al Papa el presidente congoleño Félix Tshisekedi, que le ilustró en términos muy gráficos la tragedia humana que azota el Este de su país: «mujeres embarazadas violadas y apuñaladas; jóvenes y niños degollados; niños, adultos y ancianos obligados a abandonar sus casas, por culpa de estos terroristas al servicio de intereses extranjeros». Tshisekedi denunció «el silencio cómplice y la inacción de la comunidad internacional», ante este drama.