No ha sido en 2020, como anunció el entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra, pero la retirada de las pinturas de la historia de España que decoran el salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat está cada vez más cerca. Las obras, de hecho, podrían comenzar en breve después que el Departamento de Presidencia del Ejecutivo de Pere Aragonès publicara a finales de año el anuncio de licitación del proyecto. El concurso público, según adelantó ayer ‘El Punt Avui’, prevé una inversión de 2,3 millones para «la retirada de las pinturas del salón de Sant Jordi del Palau de la Generalitat y la posterior adecuación provisional de sus paramentos y techos».

Se trata de una serie de murales realizados en los años veinte, durante la dictadura de Primo de Rivera, y en las que se recogen diferentes episodios de la historia de España como el Compromiso de Caspe, la batalla de Lepanto o a la llegada de Colón a Barcelona. Pinturas que, según la Generalitat, «mayoritariamente acentuaban la españolidad de la historia de Cataluña», y que fueron realizadas encima de los murales que Prat de la Riba encargó a Joaquín Torres García. «El Departamento de la Presidencia ha iniciado un proyecto para retirar esta decoración pictórica de los años 1926 y 1927 así como el resto de elementos que desvirtúan la arquitectura renacentista original y que complementan esta decoración pictórica», explica ahora el ejecutivo en el informe justificativo del proyecto.

La decisión de retirar los murales emana del acuerdo de una comisión presidida en 2019 por Quim Torra y responde a cuestiones tanto ideológicas como estéticas. «Se exaltan valores guerreros, el orden estamental opuesto al parlamentarismo, la monarquía perenne y sagrada, el Estado basado en el catolicismo como ordenador social, la lucha contra el islam, así como un patriotismo bélico e imperial», concluyó la comisión formada por especialistas e historiadores del arte.

Deforman y oscurecen

Otra de las razones que se aducen es revertir «la desfiguración causada» por las pinturas primorriveristas en el salón renacentista. «Su presencia deforma, oscurece y estorba en gran medida el reconocimiento de los valores plásticos que hacen de esta pieza el espacio arquitectónico de mayor valor, magnitud y significación del Renacimiento en Cataluña», destaca el informe. Por último, la Generalitat destaca la necesidad de «reparar y reconocer» la obra de Torres García.

La intervención, que se prevé pueda alargarse unos 16 meses, también contempla la conservación y estudio de las pinturas murales retiradas así como la retirada y conversación «con las máximas garantías técnicas» de las pinturas sobre lienzo. En total, el conjunto está formado por cerca de 450 metros cuadrados de pintura mural y 857,68 metros cuadrados de pintura sobre lienzo. En este sentido, se prevé la conservación de las pinturas retiradas en unos cilindros especiales hechos a medida y, a medio y largo plazo, un plan de restauración de las pinturas para que puedan cederse a museos e instituciones.