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«La única forma de que te hagan algo de caso es sacar un libro» Hughes

▶ En ‘Dicho esto’, su primer libro, recopila una selección de sus artículos publicados en la última década

Columnista GUILLERMO GARABITO MADRID

Llega Hughes (Albacete, 1977), marca registrada de Francisco Santas para la columna de opinión, a esta entrevista con la garganta deshecha y una tos de escritor maldito. Grande y alto, como para que se le vea bien en Madrid, arribó desde Cádiz hace diez años para escribir en periódicos y eso sigue haciendo en ABC una década después. Precisamente ahora que se cumple una cifra tan redonda publica ‘Dicho esto’, una recopilación de muchos de sus artículos, con la editorial Monóculo. «No fastidies… Habría quién afectaría una tos literaria, pero no, es el enésimo virus o trancazo que paso este año. Es una tos de pobre. Covid de plumilla pobretón», añade con guasa. —¿Cómo le llega la oferta de la editorial?

—Que publique libro es la confirmación de que lo soy, entro por la puerta grande de la pobreza plumillesca. Es broma, me lo ofrecen los chicos de Monóculo, gente muy joven, y como las columnas ya estaban escritas y yo no tenía que hacer nada dije que sí. No podía negarme, aunque lo intenté, pero no había motivos que no fueran la pura coquetería de decir que no. Yo he añadido únicamente tres o cuatro artículos por cuestiones sentimentales. —¿Por qué cree que se lo ofrecieron precisamente en este momento? Usted lleva una década escribiendo y destacando dentro del panorama periodístico.

—Justo ahora, más o menos, hace diez años que empecé en ABC, y eso fue lo que mejor me pareció. No recuerdo las fechas exactamente, pero me pareció una buena manera de mirar hacia atrás. El libro técnicamente es un mojón, en el sentido de que es un mojón en el camino –añade entre risas–, es un hito: son diez años de andadura y ojalá me sirva para reflexionar, para ver qué he hecho, a dónde voy y pensar si son necesarios otros diez años. —Para el lector que haya llegado recientemente hasta usted a través de este libro, ¿qué ha hecho en esta década?

—He escrito un montón de cosas. En este libro no está el fútbol, no están las cosas frívolas tipo ‘Sálvame’, ni la sección del corazón. Tampoco está la política dura dura dura –repite de carrerilla–. He escrito en realidad de todo lo que me han dicho que escribiera. «¡Paco, aquí!», y de eso escribía yo. Hacer folios, no he hecho otra cosa.

—Y si echa la vista atrás, ¿en qué ha cambiado el oficio? Supongo que llegaba con unas ilusiones, con unas esperanzas, unos referentes; vamos, lo que se dice a estrenar. ¿Qué queda de aquel tipo de Cádiz al que se le abren las puertas del periodismo?

—Esta pregunta me hace ser melancólico, pese a que yo nunca he sido muy dado a ilusionarme, porque le veía los tres pies al gato y me imaginaba la trast i enda. También porque tengo una edad, empecé en la treintena –señala como si de aquello hiciese toda una vida–. Tenía ilusiones, pero tampoco esperaba gran cosa. No, yo he ido cayendo en un realismo tétrico.

—Va a ser el Solana del articulismo español.

—Eso me haría mucha ilusión, pero es que no se puede no ser solanesco. Lo que s í agradezco mucho es que desde un periódico se ve muy bien el percal. Un periódico te da la capacidad de estar de bisagra entre la España madrileña de la élite y la real, ese mundo intra M-30 y la España normal, la de la calle. Y un periódico creo que es la forma de estar midiendo esta distancia diariamente. Con lo cual da vértigo. Como instrumento óptico de referencia, igual que te vas a ver las estrellas a Canarias, un periódico es una buena forma de observar y medir esa distancia entre las élites y lo popular.

—¿Y eso desde la columna cómo se cuenta?

—Da igual, diría que escribo mañana que te he descuartizado y te estoy guardando en unos táperes en el frigorífico y a lo mejor por la tarde alguien me dice: «¿Paco, esto era de verdad?» Esa es la importancia que se le da, que yo le doy. ‘Dicho esto’, ya que hablamos del libro, sé que una parte de mí, y no pequeña, considera que aun así hay que escribirlas. Es un contraste entre el sentido de la inutilidad y el de la importancia. Más allá de la vanidad casi autoerótica del estilo, el verdadero drama es ese, l a poca importancia y el complejo de heroísmo que yo por ejemplo tengo a veces. Ese decir: «¡Yo esto lo cambio!»

—Hablaba de sus tres facetas en el periódico de referencia: la de cronista de fútbol; por otro lado la vertiente de peluquera de extrarradio, que diría Sabina, escribiendo de los programas del corazón, y luego está el Hughes político. ¿En cuál se siente más cómodo?

—Hay una cuarta, me atrevería a añadir, que es esa otra más costumbrista, por llamarlo de alguna manera, o de cosas que te pasan y ves. Y creo que esa es precisamente la que rescata muy bien el libro. Pero me siento cómodo en todas. El fútbol lo escribo con mucha urgencia, es muy visual, casi manual y es una pasión antigua que tengo desde niño. La frivolidad cada vez me gusta más y lo otro… Te diré que me divierto escribiendo cosas de mi vida, lo que ocurre es que no me lo permito un poco por respeto al lector. Pero a mí me gusta todo. Agradezco al periódico cada oportunidad que me ha dado, poder tocar todos los palos. Más que el tipo de género, hablaría del tamaño. Cuando escribes una doble, que no suele pasar mucho, activas otro tipo de inspiración, otro tipo de prosa. En cambio las columnas te acaban forzando a ser epigramático, a ser muy condensado. Trato de aprender y rendir como puedo, lo mismo que Lucas Vázquez, que ahora te juega de lateral, de medio, de extremo. O Nacho, que siempre cumple. Pues yo Nacho, donde me pongan que rinda. Lo que se publica en el periódico va a la hemeroteca, al menos queda ahí en un sarcófago, en un ataúd, pero lo que está en el blog cualquier día alguien le da a un botón y desaparece. Así que agradezco mucho esta edición para que conserve algunas de estas columnas del blog para mis nietos… si los tengo.

—¿Hay algún proyecto literario además de recopilar artículos?

—Sí, me gustaría escribir algo más allá del periódico, pero hasta el momento me ha ocupado tanto tiempo esto, casi a diario, que lo he desatendido cuando me lo han ofrecido. Pero sí me gustaría. Sobre todo porque estoy viendo que la única forma de que te hagan un poco de caso es que saques un libro, todo el mundo te quiere entrevistar, te llaman. A efectos del ego y del cariño tendré que publicar otro en unos cinco años –apunta con humor– para que me quieran un poco.

“«Un periódico te da la capacidad de estar de bisagra entre la España madrileña de la élite y la real»

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2023-02-01T08:00:00.0000000Z

2023-02-01T08:00:00.0000000Z

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