El pleno del Ayuntamiento de Madrid empezaba a las 9.15 de la mañana y, un par de horas después, Begoña Villacís se internó en la cafetería bajo el hemiciclo, la equivalencia municipal de los pasillos del Congreso de los Diputados. Sin detenerse, la vicealcaldesa pasó de largo de los periodistas que pedían un café. Desde su gabinete de prensa informaron pronto: la líder de Ciudadanos en la capital, después de provocar este fin de semana un terremoto político al deslizar su intención de unirse al PP, no haría declaraciones. Y cuando terminó el primer pleno del año, alrededor de las cinco de la tarde, Villacís mantuvo una reunión de un cuarto de hora con José Luis Martínez-Almeida.

El mutis de la vicealcaldesa no evit ó ayer que, uno por uno, todos l os portavoces de los grupos municipales opinaran sobre sus últimos titulares. El pasado lunes, Villacís se reunió en la sede del PP con el coordinador general del parti do, El í as Bendodo. Un encuentro en Génova para negociar su entrada en las filas populares. La conclusión fue que Villacís tenía las puertas abiertas, pero que debía contar con el visto bueno de los barones madrileños: la presidenta de l a Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y su socio en el gobierno municipal, Almeida.

Ayer, al terminar el pleno y según confirman fuentes de ambas formaciones, Villacís pidió citarse con Almeida en el despacho de la vicealcaldesa. «En él han hablado de todo lo ocurrido los últimos días. Ni ella ha pedido nada ni el alcalde le ha prometido nada», indicaron a ABC desde el entorno de Cs y el PP. Mientras Ayuso ha hablado claro sobre su posible incorporación –«lo mejor de Ciudadanos ya se vino conmigo», lanzó el lunes–, el regidor sigue sin mojarse: ayer esquivó las preguntas y repreguntas de los periodistas sobre el asunto. —¿Por qué el PP de Madrid no quiere a Villacís? ¿Qué futuro le augura? —No tengo nada que añadir a lo que ya dije ayer (por el lunes). Lo único que puedo es decirle a los madrileños es que este gobierno va seguir funcionando hasta el último día como hasta ahora.

—¿No cree que puede afectar que su vicealcaldesa pueda estar pendiente de su futuro personal político? —No, porque [todos] saben que posiblemente ha sido la legislatura más difícil, la aritmética parlamentaria, el Covid, Filomena... Nosotros hemos pasado todas esas situaciones […], le podemos garantizar a los madrileños que vamos a seguir trabajando igual hasta el final.

—¿Le incomoda esta situación?

—No es una cuestión de... Siempre he dicho que los temas personales hay que dejarlos fuera del ayuntamiento. —Ayuso ha dicho que no... ¿es su deseo integrarla en el partido?

—Es mi deseo tener la mayoría más amplia posible de los madrileños.

Minutos antes de las declaraciones de Almeida, el resto de portavoces hablaron sin tapujos de la todavía líder de Ciudadanos en la ciudad, que el pasado viernes afirmó que pretendía ser «una corriente interna dentro del PP», como publicó ‘El País’, y que este mismo lunes, en una reunión con sus diez concejales, dijo que todavía «no lo tenía claro» y que cada miembro de la formación puede elegir qué hacer y buscar «soluciones imaginativas».

«Para que Begoña no quiera atender a los medios de comunicación, ya tiene que ser grave lo que le está pasando», ironizó la portavoz del PSOE en el ayuntamiento, Mar Espinar. Rita Maestre, cabeza de Más Madrid, el grupo mayoritario en la oposición, señaló que entendía al votante de Ciudadanos «que no votó para que entregara los restos del partido después de un baile vergonzoso de titulares». Desde Vox, Javier Ortega Smith compartió, «con todo el cariño (sic)», que «ya no pintan nada en la política española».