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Excelentísimo señor

Entre la justicia y la compasión, como un reconocimiento inconfundible, nos brota la admiración hacia Máximo Huerta

HUGHES

Contó Máximo Huerta en ‘El hormiguero’ una anécdota sobre Pedro Sánchez que nos lo retrata, vano y narciso, como el monstruito que intuíamos. Sin embargo, el interés de la entrevista era otro: era él, Huerta, y lo que tiene de revolucionario.

Ha cambiado el nombre, encanece ya sin coquetería y en sus formas hay otro aplomo, cierto cansancio. Hace unos años, Huerta era escritor con ventas, estrella de la tele y ministro de Cultura; ahora vive en Buñol, trabaja en la televisión valenciana y ha abierto una librería. Durante unos días fue el centro de todas las miradas en España, vórtice de un torbellino de bochorno que hubiera acabado con cualquiera y que ahora cuesta recordar. Su vida, desde entonces, fue cambiando en un sentido casi radical. En lugar de esperar agazapado en algún recoveco de ese falansterio que es Madrid, Máximo dejó la ciudad. Su padre había muerto y al enfermar la madre decidió dedicarse a ella. Se fue a cuidarla.

Cuidar. Huerta rescata esa palabra de la política, donde empieza a usarse como excusa del Estado biopolítico. Pero cuidar es más, mucho más, para empezar una cuestión personal de primer orden, algo que está en el mismo origen de la palabra: ‘cogitare’, pensar. La importancia de cuidar supone mucho más que atender el cuerpo doliente; es reflexiva, central. Viene de antes, de cómo se miran las cosas, la propia vida, la de los demás, el cuerpo y la mente, la verdad y las palabras.

Hay algo revolucionario en el acto de Huerta porque cuidar puede ser, hecho en serio, una contradirección. Cuidar es, para empezar, un motivo para dejar Madrid, volver al origen, al pueblo, a la casa de los padres... El dinero, el trabajo y uno mismo pasan a un segundo plano. Hay que darse. El Estado podrá poner medios, pero no nos cuidará y si ese es el cuidado que nos espera, si vamos a usar la misma palabra, mejor tengamos claro que no será lo mismo. Cuidar exigiría una disposición distinta.

Entre la justicia y la compasión, como un reconocimiento inconfundible, nos brota la admiración hacia Huerta, hijo único y ahora sí, excelentísimo señor, por cuidar de su madre cada día.

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2023-02-01T08:00:00.0000000Z

2023-02-01T08:00:00.0000000Z

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