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Los estragos del populismo

Las democracias se han visto asaltadas con efectos devastadores

PEDRO RODRÍGUEZ

Desde hace ya casi una década, las democracias por todo el mundo –desde Brasil hasta la India– se han visto asaltadas por el populismo con efectos devastadores. La lista de fiascos resulta tan indiscutible como monumental. Abarca desde el ruinoso desastre del Brexit hasta el devastador asalto al Capitolio, pasando por la peligrosa fractura de Israel. Un país como casi ninguno en cuanto a no poder permitirse el desorbitado precio que supone hacer realidad la fantasía populista de enfrentamiento entre el ‘pueblo bueno’ y las ‘élites malas’.

Buena parte de todo este populismo extremo, entendido como una forma polarizadora de hacer política susceptible de ser utilizada desde la derecha o desde la izquierda, tiene algo común: líderes intocables por encima del Estado de derecho o la rendición de cuentas exigible en todo sistema democrático. Estos personajes se las ingenian para transformar su popularidad electoral en una legitimidad muy particular, que les hace inmunes a las métricas más elementales de calidad democrática.

Así tenemos mentirosos compulsivos que rechazan cualquier responsabilidad en el desastre del Brexit o en socavar la democracia de Estados Unidos. Sin olvidar a ministros que siguen en el cargo pese a haber demostrado sobradamente su incompetencia y sectarismo. Y con líderes como Benjamín Netanyahu que quieren acabar con la separación de poderes y de paso convertir todos sus chanchullos personales en malversación de la buena.

En el caso de Bibi, que preside sobre el Gobierno más ultra en los 75 años de historia de Israel, para forzarle a retrasar su asalto judicial se han necesitado doce semanas de creciente confrontación guerracivilista que han llegado finalmente a implicar a componentes fundamentales como los reservistas militares, las universidades y los sindicatos. Después de ser primer ministro durante 15 de los últimos 27 años sin dejar ni un solo día de partir a la sociedad israelí en dos mitades irreconciliables (secular y pluralista vs. religiosa y nacionalista), ha tenido el valor de decir: «No estoy preparado para dividir a la nación».

INTERNACIONAL

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2023-03-28T07:00:00.0000000Z

2023-03-28T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/281930252235953

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