El Parlamento húngaro ratificó ayer por 182 votos contra 6 la adhesión de Finlandia a la OTAN, tras más de ocho meses de repetidos aplazamientos y sin pronunciarse sobre la adhesión de Suecia. Además del Fidesz, el partido de Viktor Orbán, que cuenta con una mayoría de dos tercios, votó a favor la oposición con la única excepción de la extrema derecha. Hungría se adhiere así a la estrategia turca: permitir el acceso a Finlandia y bloquear el de Suecia.

Después de ocho meses alegando que la agenda del Parlamento estaba completa y no podía ocuparse de este asunto, el secretario de Estado de Comunicación, Zoltán Kovács, anunció la fecha de esta votación el mismo día que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. El motivo del retraso, el mismo que sigue haciendo esperar a Suecia, a pesar de que Estocolmo ha levantado el embargo de armas a Turquía y de que el servicio secreto sueco Säpo ha revaluado su consideración sobre el PKK, con una nueva ley antiterrorista entrará en vigor en junio, son las elecciones turcas, que tendrán lugar en mayo.

Elecciones en Turquía

Después de que Erdogan bloquease la expansión de la OTAN hacia el norte, hace diez meses, sus índices de popularidad mejoraron. Es poco probable, por tanto, que haya algún movimiento sobre la cuestión de la adhesión de Suecia antes de las elecciones, especialmente porque el parlamento turco, que debe ratificar la adhesión a la OTAN, cierra 60 días antes de la votación. Después del compromiso electoral, sin embargo, se espera el ‘sí’ a Suecia, «tanto si gana Erdogan como si gana la oposición», señala Soner Cagaptay, del Instituto Washington para la Política del Oriente Próximo. «Si gana la oposición, querrá restablecer las relaciones con EE.UU., la UE y la OTAN, y Erdogan también buscará un nuevo comienzo en este sentido, aunque solo sea por razones económicas», vaticina.

También hay motivos objetivos por los que Finlandia ha tomado la delantera, a pesar de haber presentado la solicitud conjunta: a diferencia de Suecia, que redujo drásticamente su capacidad de defensa desde 2000, Finlandia siguió invirtiendo en su propio Ejército y, cuando tomó la iniciativa de adhesión, Suecia no podía quedarse aislada. «¡Maldita Finlandia!, Ahora tendremos que unirnos», comentó la entonces ministra de Exteriores sueca, la socialdemócrata Ann Linde.