Tanto la OTAN como la Unión Europea han criticado el anuncio por parte de Rusia de enviar armas nucleares tácticas a Bielorrusia. Hasta China, que pretende mantener la imagen de cierta equidistancia entre Rusia y Occidente, ha reaccionado con reproches al anuncio del Kremlin. Es decir que si Vladímir Putin pensaba que el anuncio alarmaría al resto del mundo o que provocaría una reacción militar, por ahora no ha funcionado.

La declaración de la portavoz oficial del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Mao Ning, ha sido interpretada como una crítica directa a la decisión rusa: para Pekín, «una guerra nuclear no se puede ganar ni pelear. Se deben evitar las guerras entre Estados con armas nucleares y se deben reducir los riesgos estratégicos». El presidente chino, Xi Jinping, había pedido personalmente a Putin que se abstuviera de usar el arsenal militar en este conflicto. La capital china va a ser la próxima semana un desfile de personalidades europeas, todos tratando de mantener al gigante asiático alejado de cualquier tentación de ayudar a Rusia, tanto militarmente como con medios para eludir las sanciones económicas.

La OTAN también ha criticado la retórica nuclear de Rusia que considera «peligrosa e irresponsable», pero por ahora no ve ninguna amenaza que aconsejara tomar medidas preventivas adicionales. «La OTAN –publicó su portavoz principal Oana Lungescu– está atenta y estamos siguiendo muy de cerca la situación. No hemos visto ningún cambio en la postura nuclear de Rusia que nos lleve a ajustar la nuestra. Seguimos comprometidos en la defensa de todos nuestros aliados».

En cuanto a la Unión Europea, el portavoz del Servicio Europeo de Ac

ción Exterior, Peter Stano, ha advertido que el envío de esas armas nucleares a Bielorrusia «tendrá consecuencias» para empezar para este mismo país, que es considerado como «cómplice de esta bárbara agresión». Previamente, el representante de la política exterior europea, Josep Borrell, instó a Bielorrusia a abstenerse de participar en la ejecución de los planes de Putin, advirtiendo que podría tener que hacer frente a más sanciones. «Bielorrusia aún puede detenerlo, es su elección», escribió Borrell en Twitter.

El armamento nuclear táctico que Putin pretende trasladar a Bielorrusia acerca la amenaza al territorio europeo, aunque no es ni mucho menos la primera vez que esto sucede. Hace años que Rusia ha estacionado este tipo de armas nucleares en el enclave de Kaliningrado, que también tiene fronteras directas con Polonia y Lituania y está en una posición estratégica en el Báltico. La OTAN está habituada por ello a vigilar cualquier movimiento que pueda producirse en términos que afecten a este tipo de armas.

En cuanto a las acusaciones del Kremlin sobre las actividades de Estados Unidos y las armas nucleares estacionadas en Europa, la portavoz de la OTAN dijo que esa comparación «es totalmente engañosa» ya que «los aliados de la OTAN actúan con pleno respeto de sus compromisos internacionales» mientras que «Rusia ha incumplido constantemente sus compromisos de control de armas, y recientemente suspendió su participación en el Nuevo Tratado Start que limita la proliferación de armamento atómico.