El primer gran incendio del año en España, que ha arrasado cerca de 4.300 hectáreas de masa forestal con perímetro de 50 kilómetros en el interior de Castellón y Teruel, rebrotó ayer y obligó a evacuar otras tres poblaciones, sin terminar de cumplirse los pronósticos de que se iba a controlar. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitó la zona y se comprometió a proporcionar fondos para recuperar «todo lo que se ha perdido o dañado».

El fuego asedió ayer especialmente el municipio de Montán, rodeado por las llamas, y tuvieron que dejar sus hogares los habitantes de Torralba del Pinar, Pavías e Higueras, mientras que la población estuvo confinada por el humo en Caudiel. Un cambio en la dirección del viento (sureste) ocurrido sobre las siete de la tarde de ayer obligó a centrar los trabajos de extinción en dos «puntos críticos»: la zona entre Montán y Fuente la Reina, y el área comprendida entre Montán y Montanejos.

«Evidentemente tenemos miedo, más que nada, por si entra el fuego en el pueblo, por las casas pero también porque se queme un entorno natural tan bonito», relató Manuela Peco, vecina de Montanejos, quien también confesó que en las primeras horas del fuego actuó como «la resistencia» y se quedó en el pueblo.

«Preocupados»

Pero el viernes por la mañana, la Policía Local le pidió que abandonara su casa. Desde entonces, al estar juntos todos los evacuados de su pueblo, eso les permite hablar unos con otros y así poder darse apoyo. «Estamos preocupados por nuestras casas y con lo que allí dejamos», explicó otro afectado, Juan Manuel Navarro, quien también agradeció que se encuentran «bien atendidos» por parte de la administración y el personal del camping en que fueron realojados 70 vecinos. Otro evacuado procedente de la localidad alicantina de Rojales, que estaba pasando unos días en un balneario de Montanejos, explicó que está esperando poder volver al hotel y recuperar sus pertenencias. «Acabé de ducharme y con prisas, nos tuvimos que ir y solo nos dio tiempo a coger lo esencial. Como soy trasplantado, la medicación, gracias a Dios, sí que me la pude llevar, pero todo lo demás está allí», añadió.

Tras este anuncio de Pedro Sánchez de apoyo económico a los afectados, durante su visita al puesto de mando avanzado para las labores de extinción, desde el PP valenciano reclamaron al jefe del Ejecutivo «ayudas rápidas y medios de prevención y no una foto», en referencia también al debate abierto tras esta catástrofe agravada por la falta de mantenimiento de los montes, ya que la falta de limpieza ha generado combustible vegetal seco para la propagación del fuego. Frente a este análisis, Sánchez se alineó con la tesis del cambio climático como factor determinante para este incendio y otros que se pueden producir fuera de la temporada de verano, y aprovechó para cargar contra los «negacionistas» de este efecto del deterioro medioambiental.

En la realidad más urgente, el presidente quiso transmitir un mensaje de tranquilidad a los 1.700 desalojados que se sienten «angustiados» por la incertidumbre de no saber cómo encontrarán sus casas tras el desastre. Las ayudas deberán resarcirles de las pérdidas en la ganadería, el turismo y otras actividades económicas. «Como presidente garantizo todo el compromiso del Gobierno para que, cuando se extingan las últimas llamas, podamos entrar en la tarea siempre compleja y urgente de recuperar las zonas afectadas», afirmó.

Antes de llegar a ese día después del incendio, hay que afrontar con la máxima prioridad «el gran objetivo» de salvar la sierra de Espadán, tal como subrayó ayer a la consejera de Justicia, Interior y Administración Pública, Gabriela Bravo, en el último parte del dispositivo contra el incendio.

«Tenemos miedo por si entra el fuego en el pueblo, por las casas, pero también por si se quema un entorno natural tan bonito»