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Recordando a Manzanares

ANDRÉS AMORÓS

En el Museo Arqueológico de Alicante se han presentado el libro colectivo ‘Manzanares: 50 años, 50 miradas’, coordinado por Germán Estela, y el documental ‘Manzanares, el arte del toreo’. Culminan así los homenajes de la Diputación de Alicante al diestro, en el 50 aniversario de su alternativa.

Los jóvenes aficionados actuales, admiradores de la elegancia y el empaque de su hijo –que esta temporada cumple veinte años como matador–, no pueden hacerse idea de todo lo que el padre aportó a la Tauromaquia: no sólo la finura de estilo y la plasticidad mediterránea; también, la facilidad, la claridad de ideas, el dominio, la técnica, la capacidad lidiadora.

José Mari –así le llamaban los amigos– fue un auténtico superdotado. Desde el comienzo, reunía las cualidades de una gran figura. Toreaba de maravilla con el capote (algunos han intentado imitar sus chicuelinas de manos bajas), era magnífico muletero y, cuando quería, gran estoqueador: uno de los mejores que yo he visto, con Rafael Ortega, Jaime Ostos y Paco Camino.

Lo tenía todo, como torero. ¿Qué le faltaba? Solamente, carácter, regularidad, no dejarse llevar a veces por la abulia. Suelo repetir que los dos diestros mejor dotados por naturaleza que yo he visto han sido Paco Camino y José María Manzanares padre. Los dos alcanzaron cotas altísimas pero todavía habrían podido llegar a más. No se me ocurre un elogio mayor.

Era torero de dinastía. Recuerdo bien su alternativa, en Alicante, el día de San Juan de 1971, de manos de Luis Miguel, el gran maestro que acababa de reaparecer, y El Viti, como testigo. Luis Miguel cortó un rabo y José María, otro, a su segundo Atanasio. En la plaza vi yo, aquella tarde, a muchos personajes: Alberto Closas, Yves Montand, Deborah Kerr, con su marido, Peter Viertel… Y a los más fieles seguidores de su tierra: los empresarios taurinos Pepe Barceló y Luis Alegre; Vicente Castelló, del ‘Nou Manolín’, y mi padre.

Algunos grandes autores, especialmente apreciados por sus colegas, han merecido el título de ‘escritor de escritores’: Flaubert, Proust, Gabriel Miró, Borges… Del mismo modo, hay diestros cuyas cualidades las saben valorar sobre todo los profesionales. José María Manzanares padre era ‘torero de toreros’: así lo seguimos recordando, a los cincuenta años de su alternativa.

CULTURA

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2023-03-28T07:00:00.0000000Z

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