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El calvario añadido de los niños que han sufrido abusos o maltrato

▶ Los expertos señalan la necesidad de proteger a las víctimas en el momento que se enfrentan a un juicio

ANA I. MARTÍNEZ MADRID

Uno de cada cinco menores en Europa sufre abuso sexual antes de cump lir los 17 años

Los niños tienen que repetir una media de cuatro veces su testimonio

Preguntas incómodas en un cuarto. Cuestionarios en los que se les piden datos concretos y fechas exactas. No conocen a nadie. Tan solo son adultos que les interrogan constantemente. Hoy en este cuarto. En unos días, en un juzgado. Al otro, en la consulta de un psicólogo. Las dudas recorren sus cuerpo y sus mente, pero no son conscientes. Titubean tanto que les hacen sentir mal.

«Los niños que tienen que pasar por un proceso judicial tras haber sufrido una experiencia de abuso o violencia vuelven a ser maltratados por los profesionales y el sistema», señala Noemí Pereda, profesora titular de victimología de la Universidad de Barcelona y miembro del Grupo de Investigación en Victimización Infantil y Adolescente (GreVIA). «A esta conclusión –continua– llegamos tras estudios previos y después de hablar con psicólogos, juristas, abogados o forenses: la preocupación por la victimización secundaria de los menores víctimas de delitos es patente y es necesario protegerles de ella» . Para paliar esta situación, Pereda ha llevado a cabo la coordinación del libro ‘Alguien me ha hecho daño… Y ahora ¿qué pasará?’.

Justicia e infancia

«Nunca se había hecho un cuento de este tipo», prosigue. Y es que el libro, gratuito, es una guía de apoyo para niños ante el proceso penal. Gracias a él, los menores pueden entender mejor a qué se enfrentan y el motivo, quién es el psicólogo y por qué le hace tantas preguntas o quienes son los jueces, abogados y fiscales.

«Los juzgados no son lugares para niños. Y esto deberíamos grabárnoslo a fuego», recuerda Pereda. «Aunque cada vez hay más sensibilidad por parte de los profesionales –indica–, cuando el niño tiene que ir a declarar, el espacio no está diseñado para él y los propios compañeros impresionan, llevando a cabo interrogatorios cuyo lenguaje no se adecúa a los menores, causándoles confusión, haciéndoles daño y dificultando que haya una buena declaración, cuando curiosamente se persigue todo lo contrario: aclarar el delito». Según el Consejo General de la Abogacía Española, los niños que han sufrido abuso sexual tienen que repetir una media de cuatro veces su testimonio, lo que les hace revivir la experiencia traumática, dificultando mucho su recuperación.

Cabe recordar que estos menores se enfrentan solos al proceso. «Es un profesional, al que no conocen, el que les acompaña porque, en estos casos, la madre o el padre son victimarios. Ningún adulto de su entorno puede estar presente para no interferir». Por tanto, los niños han de estar preparados para afrontar solos «un presunto delito que exige salvaguardar los derechos de la persona acusada y, al mismo tiempo, proteger los del menor».

Datos

En este tipo de casos, la declaración del niño es todo lo que hay. «No suele haber testigos», recuerda Pereda. Por tanto, es vital que el menor se sienta cómodo en un ambiente que desconoce. «Está demostrado que a mayor relajación, mejor información».

Según la OMS, uno de cada cinco menores en Europa sufre abuso sexual antes de cumplir los 17 años y entre el 70% y el 85% conocen a sus agresores. Se estima que 1/3 de las víctimas nunca se lo contará a nadie por miedo, porque no son capaces de reconocer el abuso (niños muy pequeños, con discapacidades…), por vergüenza o culpabilidad, porque no saben a quién decírselo o porque les genera confusión (creen estar viviendo una relación amorosa). «Muy pocos casos llegan a los juzgados porque son muy difíciles de identificar», subraya la experta.

En España, existen dos iniciativas con las que evitar la victimización secundaria de los menores. En la Comunidad de Madrid, el proyecto Dogtor Animal ayuda a calmar la ansiedad de los pequeños en los juzgados de la mano de perros. Por otro lado, en Canarias se encuentra el primer Juzgado de Violencia contra la Infancia y Adolescencia de España, con espacios y profesionales específicos.

‘Barnahus’

Pero no es suficiente. Por ello, la UE y el Consejo de Europa han unido fuerzas y han creado‘ Bar n ah usen España- Fortalecimiento del ajusticia adaptada a la infancia a través de la cooperación y coordinación efectiva entre diferentes servicios Barnahus en las regiones de España ’, un proyecto que de momento sólo funciona en Tarragona.

Las ‘Barnahus’ o ‘Casas de la Infancia’ son un modelo de justicia amigable porque reúnen bajo un mismo techo a todos los profesionales especializados en menores ( judicatura, fiscalía, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, psicólogos, etc.) que forman parte del proceso judicial en un entorno seguro para la infancia, con el fin de dar una respuesta coordinada y eficaz y evitar que se produzca una revictimización durante la investigación y los procedimientos.

«Identificar este tipo de casos es muy difícil», admite Pereda, «y muy pocos llegan a los juzgados» porque «no se detectan», «no hay pruebas suficientes» y, en numerosas ocasiones, «el relato del niño no vale». «A un adulto, de por sí, le es difícil declarar ante un juez. Pues a un niño mucho más: no tienen noción del tiempo y, sin embargo, se le piden fechas concretas, se le hacen preguntas que no sabe qué contestar, causándole mal estar ». Por ello ,« todos deberíamos facilitara los menores este proceso y que haya juicio porque si no declaran, dejamos a posibles agresores en libertad».

FAMILIA

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2023-03-28T07:00:00.0000000Z

2023-03-28T07:00:00.0000000Z

https://lectura.kioskoymas.com/article/282527252690097

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